MÁLAGA 0-BETIS 2 (Jornada 31ª, 30ª real, en PRIMERA DIVISIÓN/LIGA BBVA)
Anoche, en la víspera del Domingo de Ramos y, por lo tanto, del comienzo de la Semana Santa en Sevilla, volvió a renacer la leyenda del “Currobetis”. Esa que, comparando al equipo heliopolitano con el llamado “Faraón de Camas” -un bético ilustre donde los haya como Curro Romero-, hace al Betis capaz de lo peor, pero también de lo mejor.
Como muestra, un botón: si en la presente liga contasen sólo los resultados contra los 7-8 equipos más poderosos, el Betis sin duda estaría como mínimo en puestos europeos. Por desgracia para los sevillanos, en la liga juegan veinte equipos; de ahí que, ante su deficiente rendimiento contra los de abajo, el equipo de Pepe Mel esté peleando por salvar la categoría.
Pero anoche, como decimos, tras seis semanas sin ganar y después de haber perdido consecutivamente cuatro puntos casi de forma ignominiosa en casa ante Espanyol y Racing, el Betis volvió a mostrar su mejor versión ante otro rival, el Málaga que, como Valencia, Atlético o Athletic de Bilbao, pelea por puestos europeos. Por los de Champions, más concretamente.
Y si no su mejor versión sí al menos la más sobria y efectiva. Porque ayer el Betis no enamoró para nada con su juego en La Rosaleda -difícil lo tenía, a domicilio y ante un contrario de campanillas como lo es este Málaga-; pero sí mató a los de Pellegrini con su seriedad atrás y su efectividad en los remates a gol.
Algo que hasta ahora le había privado, por su tradicional déficit, de sumar más puntos en su casillero; pero que anoche le proporcionó un triunfo vital, que le mantiene a siete puntos -más el “average”- del equipo que ahora marca la frontera del descenso: el sorprendente Zaragoza que, con su triunfo en Gijón, cada semana que pasa hace más méritos para terminar consumando lo que, hace nada, parecía un verdadero milagro. Sporting y Racing están ya a diez puntos.
El resumen del partido es bien claro y simple: dominio malaguista, llegadas no abundantes pero sí con mediana claridad, y nulo acierto en el remate, sobre todo a cargo de Salomón Rondón y, en el segundo tiempo, del veterano “killer” Van Nistelrooy. Y cuando el Málaga por fin conseguía enviar la pelota entre los tres palos, ahí estaba un magnífico Fabricio para evitar sustos.
El Betis esperó su oportunidad y, cuando la tuvo, mató. A balón parado, más concretamente, y antes del descanso. En el minuto 39 Rubén Castro peinó un saque de falta lateral de Beñat y batió a Kameni; mientras que en el descuento Chechu Dorado aprovechó un pequeño barullo en un córner para batir con sangre fría al ex del Espanyol. Undécimo gol para el delantero canario, y primero en la meta contraria para el central cordobés, que se quitó la espina de los dos autogoles concedidos en esta temporada.
Ahora, después de pasar una Semana Santa más tranquila de lo que se presumía, toca confirmar este triunfo el sábado, a las 22:00, contra otro rival directo, el Villarreal; un equipo que en sus años de gloria siempre se ha caracterizado por el buen trato al balón, algo que no parece haber perdido con la llegada de Lotina. Lo que, por sus características, le puede venir muy bien a los verdiblancos quienes, de ganar, además de alejarse un poco más del descenso -se presume que el Zaragoza debe perder ante el Barça-, podrían meter en un buen lío a los castellonenses.
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