A «echarla al césped» y trabajar con la tranquilidad merecidamente ganada



El Betis lleva tres partidos sin ganar en la liga, sumando tan sólo un punto de nueve en lo que llevamos de segunda vuelta, merced al empate frente al Athletic, y las dos derrotas consecutivas en dos feudos complicados como Vallecas y el Vicente Calderón. Además, ganó a Las Palmas en Copa con muchos apuros, y recientemente quedó eliminado frente al Atlético de Madrid. Queda claro que el bache, tan lógico como esperado en un equipo que no goza de las excelencias de Barça o Madrid, ha llegado a Villa Heliópolis.

Rubén Castro, como ante el "colchonero" Godín en la foto, parece estar dando un tropezón. Se recuperará, a buen seguro, como todo el Betis.A partir de ahí, no es momento sino de relativizar las cosas, y echarle al asunto un poquito de optimismo razonado, entre tanto pesimismo que parece que se está despertando entre la Sevilla bética, a tenor de ciertas informaciones, crónicas y artículos que están apareciendo en las últimas horas en los diversos medios de comunicación locales.

En primer lugar, en pocas fechas va a quedar mitigado el principal mal de este bajón, o al menos uno de ellos: la cortedad de la plantilla merced, fundamentalmente, a las lesiones sufridas por varios jugadores importantes. Para empezar, Paulao ya está listo para ser utilizado cuando Pepe Mel lo estime oportuno; mientras que en breve los zurdos Juan Carlos y Álex Martínez -dos de los mejores hombres en la primera vuelta- comenzarán a trabajar de nuevo con el grupo, superadas sus respectivas lesiones. Además, la próxima semana Nosa regresará de la Copa de África, con lo que Mel dispondrá de un miembro más en el medio campo, por mucho que el nigeriano hasta ahora no haya dado lo que se espera de él.

Y después, está la tranquilidad que, al menos quien firma este artículo, le ha dejado el partido del domingo en el feudo colchonero. Que sí, que se perdió; que sí, que los dos principales puntales -Beñat y Rubén Castro- están atravesando ahora una cierta crisis -no son dioses, lo recordamos-; que sí, que el juego ofensivo no fue especialmente brillante, ni mucho menos. Pero, a diferencia del día del Rayo, el Betis le echó casta, ganas y mucho esfuerzo, por mucho que ciertos periódicos y radios se empeñen en lo contrario.

Hasta el punto de que el único equipo que le está medio plantando cara en esta liga al grandísimo Barça tan sólo fue capaz de derrotarle en un córner, costándole dios y ayuda crearle ocasiones de gol a Adrián -que no se está viniendo abajo, Santi Ortega, por mucho que te empeñes en meterle presión-. Es decir, el Betis perdió ante el Atlético exactamente por la misma diferencia que su renovadísimo, intensísimo y ahora ilusionantísimo vecino de Nervión, tres días antes en la Copa.

El apocalipsis vaticinado por mis compañeros de mundillo, pues, creo que está lejos de hacerse realidad, al menos a 5 de febrero de 2013. Porque estoy absolutamente convencido de que Beñat recuperará más pronto que tarde su mejor tono físico -y, consecuentemente, su toque y clarividencia-; Rubén Castro volverá a ser el goleador de moda en el fútbol español; y Adrián, además de renovar, mantendrá el excelente nivel mostrado en la mayoría de partidos de esta temporada, incluso en alguno de los de este período repleto, según dicen, de fallos garrafales. Que se lo pregunten al Athletic, por ejemplo. Con ellos, con los Juan Carlos, Álex o, por qué no decirlo, el recién incorporado Pabón, el Betis no llegará a los 34 puntos de la primera vuelta, pero sí completará una buena segunda mitad de temporada.

Ah, y no lo olvidemos: con toda esta catástrofe que ahora mismo está viviendo, el Betis sigue quinto -es decir, en puestos europeos-, con la «zona Champions» a tiro de un punto -oficialmente, ahora mismo sigue en ella por mor de la sanción al Málaga-, y con el descenso nada menos que a quince. Así que por el sur de la ciudad lo único que tienen que hacer es echarla al suelo, y ponerse a jugar; metafórica y literalmente. O, lo que es lo mismo, a trabajar con tranquilidad y con la seguridad absoluta de que, si Mel y los suyos no se vuelven locos, los buenos días regresarán mucho antes de lo que los diversos soportes de información y opinión de la capital andaluza vaticinan, con sus análisis injustificadamente alarmistas, por dedicarles un calificativo moderado y alejado del forofismo que, en ocasiones, muestran más de uno y más de dos. El Valladolid, el próximo lunes, debe ser la primera «víctima» de esta pronosticada -y prevista- recuperación.

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