Reflexiones (deportivas) del derbi



Gran encuentro el disputado el viernes de pre-Feria por Betis y Sevilla; un derbi en el que hubo absolutamente de todo, hasta el punto de que, a diferencia de lo que suele suceder en este tipo de choques, se convirtió verdaderamente en un partido no ya sólo para los sevillanos, sino enteramente de los que hacen afición. Un duelo de la máxima rivalidad en el que lo mejor, a nivel social, fue la ausencia total de incidentes entre las aficiones de ambos equipos -como he comentado en DIARIO SIGLO XXI– pero que, deportivamente hablando, deja una buena lista de reflexiones.

Pabón eleva en balón sobre Beto para marcar el 1-3. Foto: Reuters– En primer lugar, algo que no se le escapa absolutamente a nadie. El empate a tres, por los motivos que todos imaginamos, dejó un clarísimo sabor a victoria en las filas verdiblancas. Haber levantado un 0-3 -empatando además en el último minuto, muy propio de la idiosincrasia histórica del Betis-, consolidarse un poco más en puestos europeos -Getafe y Rayo perdieron, y los béticos les sacan ya cuatro puntos- y mantenerse seis puntos por encima de su eterno rival en la clasificación son motivos más que suficientes como para que la afición heliopolitana se fuera a la cama con una amplia sonrisa.

– Todo lo contrario que la parroquia nervionense. El Sevilla, tan solvente en el Pizjuán desde la llegada de Emery -aunque siempre con rivales modestos, como los de la zona baja-, continúa siendo una “madre” cuando se aleja de su “bombonera”, lo que le impedirá, si sigue así o si los rivales no se “apajaran” por completo, cumplir con el objetivo europeo. Lo peor para ellos es que la amplia mayoría de la masa social está convencida de que el único culpable del nuevo fracaso de su equipo fue el árbitro; así, sin autocrítica ni nada, lo tendrán difícil para salir adelante porque su calendario de la recta final, aunque no incluya al Barça y al Madrid como sí le ocurre al Betis, no es nada fácil.

– Y ya que lo hemos mentado, vayamos con la actuación del juez de la contienda. El señor Del Cerro Grande, mal que le pese, no me parece merecedor en absoluto de la condición de internacional, aunque eso en el arbitraje nacional apenas si suponga mérito alguno. Tanto el colegiado madrileño como sus asistentes fueron rotundamente desbordados por la magnitud y la trascendencia del partido; no obstante, si repasamos sus decisiones, nos encontramos que el único error objetivamente de bulto al 100% que cometieron -el flagrante fuera de juego de Negredo que obviaron en el segundo gol del Sevilla- no fue precisamente desfavorable para los intereses del equipo “perjudicado”. Ello no es óbice para pensar que lo que pitó en la segunda parte igual no lo habría señalado si no hubiese habido un poco de cargo de conciencia.

Rubén Castro, aunque de penalti, marcó un nuevo gol, y suma ya 16, los mismos que la pasada temporada. Foto: Reuters – Sobre esto último, los jugadores del Sevilla no ayudaron en absoluto; especialmente dos hombres propensos a meter la pata en momentos claves como Fazio o Medel. Al primero habría que decirle que empujar de frente, aunque no lo haga con excesiva fuerza, con la ley en la mano es falta; y dentro del área, penalti. Y del segundo… bueno, que el sevillismo no se queje porque no es la primera vez que el chileno, hombre clave en el medio campo, les perjudica notablemente. En este caso no ya sólo con la expulsión –soltar la mano sobre un rival, que no empujar como le hizo previamente Cañas, siempre es penado con roja directa, y más en el caso de un tipo del “currículum” de Medel-, sino también por el soberano error en el gol que le dio vida al Betis. Es acerca de eso sobre lo que habría que reflexionar en el Sevilla, nada más.

– Otra clave fue la habitual capacidad del Betis para generar ocasiones, lo que con la habilidad de Rubén Castro y Pabón y, luego, con la fijeza de Jorge Molina, hizo más fácil enjugar el resultado. En la primera parte la manifiesta superioridad del ataque sevillista sobre los tibios medio campo y defensa del Betis no es óbice para comprobar que los verdiblancos también llegaron con peligro en varias ocasiones a la meta de Beto, aunque sólo acertara Pabón, y gracias al regalito de Medel. Paradójicamente, contra diez, el empuje absoluto casi no se tradujo en ocasiones; aunque Nosa, al final, con su primer gran servicio a la causa bética, terminara de arreglar la situación.

Negredo hizo el 0-3 y colaboró -aunque en flagrante fuera de juego- en el 0-2. Foto: ReutersRakitic estuvo en un tris de completar la semana de su vida. El centrocampista croata dejó claro, una vez más, que es una de las puntas de lanza del Sevilla en la presente temporada y, después de casarse un par de días antes, le formó un verdadero lío al Betis hasta que a su equipo le duró el fuelle. Sus dos goles y las perfectas combinaciones sobre todo con Reyes y NegredoNavas no necesitó aparecer tanto- le hicieron merecedor de salir por la particular Puerta del Príncipe del feudo enemigo… pero su equipo dejó levantarse al “morlaco” bético casi hasta ser brutalmente “corneado” por la avalancha local.

Pepe Mel no tuvo su día. La táctica inicial con dos delanteros y dos extremos se intuía errónea desde antes de que el balón comenzara a rodar, a tenor de la confección del medio campo sevillista con Medel y Kondogbia, más Rakitic apareciendo por todas partes. Los cambios en la segunda parte -eso sí, yo hubiera metido a Nosa varios minutos antes- y las tonterías de Medel le permitieron salvar la papeleta del derbi en el plano deportivo. Y luego, la “peineta”, que estuvo mal, fuese hacia quien fuese -yo, a diferencia de la mayor parte de los compañeros de prensa, sí me creo lo que dijo Mel en rueda de prensa-. Pero al menos pidió perdón por el gesto, cosa que la Sevilla bética aún está esperando del nuevo comentarista de Cuatro -transmisión lamentablemente parcialísima en general la del canal de Mediaset España- cuando, en el último Betis-Mallorca, se mofó tan gestual como abiertamente de la afición verdiblanca.

– Y, después de noventa y cuatro minutos que convirtieron al derbi en el partido más visto en abierto de la presente liga, ¿qué nos queda, en definitiva? Pues lo que hemos comentado al principio: el Betis, séptimo con 48 puntos, cuatro por encima de sus principales perseguidores por los puestos de Europa League, y seis más que un Sevilla que es décimo, y que el viernes dejó escapar una ocasión pintiparada para acercarse a su objetivo y para asestarle a su vecino un nuevo golpetazo psicológico. Eso es lo único objetivamente cierto de un más que apasionante Betis-Sevilla.

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