MI PARTICULAR MEMORIA DEPORTIVA (36)
Hoy jueves comienza la edición de 2012 del primer torneo del Grand Slam en el golf mundial, posiblemente el segundo más grande históricamente tras el British Open y el más importante de todos los que se celebran en Estados Unidos: el Masters de Augusta, el torneo de la chaqueta verde. España tiene nulas posibilidades de lograr el que sería su quinto triunfo, en un año en el que más de uno espera que el gran “Tiger” Woods vuelva a reverdecer viejos laureles.
Lejos quedan ya, desgraciadamente, las respectivas épocas de los dos triunfos del mítico Severiano Ballesteros (DEP) y de las otras tantas victorias de José María Olazábal, siendo estas dos últimas (1994 y 1999) las que recordaremos en este espacio; aquellas que pude yo disfrutar en directo dado que las de “Seve” (1980 y 1983) me pillaron con menos de un año y menos de cuatro, respectivamente.
No soy yo un excelso seguidor del golf, más bien lo contrario; pero cuando hablamos de la Ryder Cup o de algún torneo de los grandes con españoles pudiendo salir victoriosos, la cosa cambia. Fueron los de Chema dos triunfos igual de importantes y de celebrados, pero con un sabor, aunque excelente en ambos casos, radicalmente distinto.
En 1994, con 28 años, el de Fuenterrabia (Guipúzcoa) llegó al Augusta National Golf Club en plena forma, dispuesto a confirmar su entrada definitiva en la élite internacional del golf. Tras cuatro días Olazábal logró batir al norteamericano Tom Lehman tras un vibrante mano a mano resuelto por tan sólo dos golpes (279, 9 bajo el par, contra 281) a favor del vasco. Chema dio en la jornada final el golpe decisivo -nunca mejor dicho- en el hoyo 15, con un “eagle” que dejó anonadados a Lehman y a los espectadores presentes en el mítico campo del sureño estado de Georgia.
RENACIMIENTO Y NUEVO TRIUNFO EN 1999
Cinco años más tarde Olazábal repitió victoria, aunque con unas connotaciones mucho más especiales que la primera. Después del éxito del 94 el vasco había sufrido durante varios años una serie de lesiones en la espalda que le llevaban a mal traer, y que posteriormente continuaron afectándole en mayor o menor medida. Chema lo pasó muy mal, estando al borde de la retirada en más de una y más de dos ocasiones; y por eso cuando salió victorioso del duelo con su gran amigo, el australiano Greg Norman, dio por bueno tanto sufrimiento.
De nuevo un golpe magistral suyo en la última jornada, en este caso un “birdie” en el hoyo 13, fue decisivo para el devenir final del torneo. Norman, gran campeón pero tradicionalmente gafado en Augusta, y que durante todo el torneo había ido por detrás, hizo un “eagle” en ese mismo hoyo, colocándose con 7 bajo el par, un golpe menos que el español… pero sólo momentáneamente, ya que Olazábal, acto seguido, le igualó en la cabeza con el ya comentado “birdie”.
A partir de ahí Norman se puso nervioso y cometió varios errores, siendo rebasado al final también por el norteamericano Davis Love III. El último hoyo, con los dos amigos compartiendo recorrido, supuso un verdadero baño de multitudes para el renacido Olazábal, que acabó con 280 golpes (-8), dos por delante de Love y tres menos que Norman.
Lamentablemente es la última gran victoria del golf español a nivel individual, hasta la fecha. Por equipos, España ganó posteriormente dos veces la prestigiosa Alfred Dunhill Cup (1999, con Olazábal, M. A. Jiménez y Sergio García; y 2000, con Chema, Jiménez y M.A. Martín); mientras que en la Ryder Cup -precisamente Olazábal es el capitán del equipo europeo, el segundo español tras Ballesteros en 1997) siempre ha habido representación hispana, y de calidad, desde los tiempos de Seve y de Chema (considerada como la pareja más grande de la historia del torneo).
Pero en los Grand Slams, después de que en el mismo 1999 Sergio García pusiera en un serio brete a “Tiger” Woods en el PGA Championship (meses más tarde del éxito de Olazábal en Augusta), sólo en 2007 tuvimos la ocasión de reverdecer viejos laureles. Lo que habríamos conseguido de no haber errado Sergio aquel “putt” relativamente sencillo en el British Open, frente al irlandés Padraig Harrington. Ojalá consigamos voltear la tendencia a no tardar demasiado, algo ciertamente complicado al día de hoy.
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