(Como todavía estamos en la semana del Día Mundial del Teatro, además del reciente artículo sobre Eduardo Vasco me ha parecido oportuno recuperar la entrevista que, en enero de 2007, me concedió mi ex profesora de la Universidad de Sevilla y especialista en teatro clásico Mercedes de los Reyes, con motivo de un trabajo para la carrera de Periodismo; y que meses más tarde se publicó en el número 24 de la revista sociocultural Tahona, de Almensilla)
Mercedes de los Reyes Peña es profesora titular del departamento de Literatura Española de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla. Gran especialista en teatro clásico y, sobre todo, en Lope de Vega (cada año imparte en la Facultad la asignatura “La comedia española: ciclo de Lope”), también es, entre otras cosas, coordinadora del SIDCA (Seminario de Investigación de Dramaturgos Clásicos Andaluces) y colaboradora ocasional del boletín trimestral de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con la que mantiene frecuente contacto. Nos hemos puesto en contacto con ella, que ha accedido amablemente a que le realizáramos la entrevista que expondremos a continuación:
En primer lugar, me gustaría que nos diera un panorama general de la situación del teatro, o más bien de la oferta teatral, en nuestra ciudad durante los últimos años.
Bueno, pues como sabes fundamentalmente tenemos dos teatros, uno que es municipal, el Lope de Vega; y otro que depende de la Junta de Andalucía, que es el Teatro Central. Durante algún tiempo, en el Lope de Vega la programación ha sido más de teatro clásico (incluyendo obras del XVIII y el XIX); mientras que en el Teatro Central se estrenan las obras que produce el Centro Andaluz de Teatro (CAT) y también obras de teatro más de vanguardia. Pero en el Lope de Vega eso está cambiando desde que el nuevo director, Antonio Álamo, asume su cargo, ya que desde entonces también se están exponiendo allí más obras de grupos de vanguardia, sin olvidarnos pese a todo de que antes compañías como Els Comediants, Els Joglars, también han venido. Eso sí, cuando hay alguna obra de teatro clásico el Lope de Vega sigue siendo el sitio por antonomasia.
Después hay otras salas alternativas, como por ejemplo La Imperdible, en las que yo no sé ahora mismo qué suele haber, pero hasta hace poco estaba un grupo de enseñanza, Territorio de Nuevos Tiempos, dirigido por Ricardo Iniesta, el cual era una especie de escuela de arte dramático que montaba obras; y también tenemos la producción del Conservatorio como parte de su actividad habitual, así como actividades docentes. Pero no hay más que consultar la prensa y observar la oferta de las salas alternativas para ver que es muy importante. Otra sala importante es La Fundición, situada en el enclave de la Casa de la Moneda, que está apostando por un teatro actual.
Como grupo de Teatro tenemos el “Teatro del Velador”, dirigido por Juan Dolores Caballero, que ha montado, en colaboración con el CAT, una obra de Picasso, El deseo atrapado por la cola, en el Central. Y tampoco debemos olvidarnos de la compañía “Teatro Clásico de Sevilla”, que esta temporada ha interpretado Don Juan Tenorio en la Iglesia de San Luis de los Franceses, y La vida es sueño en las Atarazanas. Ellos están afanados en crear un público, disponiendo para ello de un boletín informativo.
Ah, y no podemos olvidarnos del Teatro Maestranza, que está dedicado más a la lírica y la música (ópera, conciertos, ballet), pero que también es un espacio escénico muy importante en nuestra ciudad.
Háganos, teatralmente hablando, una comparativa de Sevilla con el resto de grandes ciudades españolas.
Está claro que hay muchísimo más teatro en Madrid y en Barcelona. En Valencia lo desconozco, pero Barcelona y, sobre todo, Madrid, disponen de una oferta teatral que no la tiene Sevilla.
Tradicionalmente se ha dicho que Sevilla es, en lo que se refiere al teatro, una ciudad bastante “clasicista”, pero yo personalmente pienso que no es así. ¿Qué tiene usted que decir al respecto?
Te refieres a que hay un mayor gusto por el teatro clásico que por el actual o contemporáneo/alternativo, ¿no?
Efectivamente
Indiscutiblemente hay un gusto por el teatro clásico en un sentido amplio, no en vano cuando viene la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) o bien otros grupos importantes, el teatro habitualmente se llena; pero como te decía antes hay bastantes salas alternativas y también tenemos al CAT, que aunque no siempre ofrece teatro clásico han realizado montajes de Shakespeare y obras como Fuenteovejuna. Sin embargo, hay que ver del sentido que se le da al término “clásico”.
En este caso yo me refiero al teatro de los Siglos de Oro, del XVIII, y obras del Romanticismo que tienen que ver con el período clásico, como Don Álvaro o la fuerza del sino o Don Juan Tenorio.
Sí, hay un gusto por este teatro. Pero todo depende del público: por una parte, hay gente de clase media burguesa más partidaria de ese tipo de teatro; pero después hay un público joven al que también gusta otro tipo de espectáculos, sin olvidarnos de los jóvenes directores, que también los hay.
Siguiendo con el teatro clásico, es cierto que, como ha dicho usted, compañías como “Teatro Clásico de Sevilla” cada año presentan algún montaje, pero pese a todo esto ¿no cree usted que la oferta de clásicos, sobre todo grandes clásicos españoles, es más bien escasa?
Es muy escasa, influyendo en este sentido, que la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que antes venía puntualmente a Sevilla, ahora no está viniendo tanto.
Este año, precisamente, la Compañía viene en abril con Don Gil de las calzas verdes (de Tirso de Molina. Teatro Lope de Vega, representada del 18 al 22 de abril de 2007)
¿Ah, sí? Pues eso es magnífico, pero durante algún tiempo nos hemos visto sin la habitual presencia anual de la Compañía. Don Gil de las calzas verdes precisamente lo estrenaron en Almagro, y a mí me alegra mucho que vengan. Ahora mismo el Lope de Vega está cerrado por reformas en la parte del escenario hasta finales de febrero y aún no he podido ver la programación oficial del teatro hasta junio. Me encanta la posibilidad de que venga Don Gil de las calzas verdes, obra que además está dirigida por un gran profesional como Eduardo Vasco.
Asimismo han venido otras co-producciones de la Compañía Nacional; el CAT, por ejemplo, ha montado este año El príncipe tirano, de Juan de la Cueva, y antes, como te acabo de decir, había montado una versión de Fuenteovejuna, y también, cuando era director Emilio Hernández, Othello y Romeo y Julieta, de Shakespeare. Hay otras compañías que están montando teatro clásico, en el sentido de teatro barroco, en España, pero que de momento no tienen presencia en nuestra ciudad.
Hablemos ahora de los festivales de teatro. Algunas ciudades bastante más pequeñas que Sevilla, sobre todo Almagro (Ciudad Real), Niebla (Huelva), Olite (Navarra) o Almería, por citar a algunas, tienen festivales de teatro clásico de gran prestigio y tradición. En Sevilla tenemos el Festival de Teatro y las Artes Escénicas, es cierto; pero ¿por qué no hay en nuestra ciudad un gran festival de teatro clásico?
El Ayuntamiento intentó crear en dos o tres ocasiones que yo sepa, ese festival, el cual querían hacer en verano; pero de momento eso no ha salido adelante. Eso sí, en algunos lugares como por ejemplo en los jardines de los Reales Alcázares se representa en los meses de primavera y verano; pero ese festival que combine al mismo tiempo funciones de teatro y unas jornadas como las de Almagro ahora mismo no existe.
Pero exactamente, ¿cuál cree usted es la causa de la ausencia de esa festival en una ciudad como la nuestra, referencial en muchas obras?
Es cierto que Sevilla es una ciudad referencial por temas como la picaresca y porque la acción de muchas de esas obras se desarrolla aquí, pero la cuestión de la no celebración de un gran festival pienso que es principalmente política, bien a nivel de la Junta o a nivel municipal. Son entidades que pueden crear, porque tienen medios y también economía suficiente, un tipo de festival internacional bien de teatro clásico o de teatro en general.
¿Cómo está el teatro dentro de la Universidad de Sevilla?
Yo pienso que tiene mucha importancia porque, por ejemplo, hasta ahora nunca ha habido problemas ni por parte del Rectorado ni por parte del Decanato de Filología cada vez que hemos pedido colaboración, bien para invitar a actores y directores, bien para hacer jornadas de teatro; hasta tal punto que yo, durante casi diez años, organicé anualmente unos cursos de teatro que financiaba el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, con una amplia oferta para toda la comunidad universitaria: alumnos, profesores, y también profesores de instituto. Eran jornadas teóricas, y siempre invitábamos a algún director, algún escenógrafo, además de poner también algunos vídeos. Desgraciadamente, eso se acabó desde el momento en que esos cursos hubo que financiarlos con la matrícula de los alumnos, o bien pedir una financiación externa a la Universidad. El primer caso era poco más o menos que inviable, porque suponía una matrícula de coste muy elevado; y lo segundo era muy difícil al ser yo una persona independiente, sin representar a alguna asociación ni tener convenio. Así que, en ese momento, si no se financiaba con la matrícula, el curso se suspendía, y no se podía embarcar a una serie de personas en un curso de esas características para que después la matrícula no respondiera económicamente y se suspendiera. Yo, naturalmente, me negaba a que se pusiera la matrícula excesivamente alta, teniendo que seguir haciendo el curso en otros lugares.
Pero como te digo, cada vez que viene sobre todo la Compañía Nacional de Teatro Clásico el Decanato organiza un encuentro con ellos. Son encuentros en los que la Compañía se ofrece de forma totalmente gratuita, y nunca hay problemas, dado que se pone a nuestra disposición todos los medios posibles.
También tengo que decirte que en la Facultad hemos llegado a tener tres grupos teatrales: uno que dependía del departamento de Filología Clásica, otro grupo dirigido por Rafael Portillo, y el Taller de Teatro Clásico, que ha durado diez años, desde que nació precisamente en los cursos que antes te comentaba. A este taller, salido dentro del propio ámbito de la Universidad de Sevilla, lo invitaron a Avignon, igualmente a un importante curso en una universidad francesa. Hoy en día ya no existe.
Otra cosa que también ha tenido la Universidad ha sido una serie de semanas de teatro universitario, organizadas por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria. O sea, que en la Universidad realmente hay un gusto y una efervescencia por el teatro. Asimismo también quiero que se sepa que nuestro Decanato está intentando establecer convenios con empresas, para que nuestros alumnos puedan hacer prácticas, y uno de esos convenios será con las distintas salas de teatro que hay en Sevilla. Hemos tenido ya contactos con el Teatro Lope de Vega y con La Fundición, y se está en ello, para que a nuestros alumnos se les reconozcan esas prácticas. Además, el Decanato ofrece cada año becas de matrícula para que diez alumnos vayan al Festival de Almagro, señal de lo abierta que está esta Facultad a todo lo que es el teatro entendido como espectáculo.
A todo ello conviene añadir que en la Universidad hay cada año un premio teatral pensado para los alumnos universitarios (como también los hay de pintura, novela y poesía), señal de que el teatro está muy presente en la Universidad; y esa presencia no sólo tiene en cuenta el teatro como texto literario, sino sobre todo como espectáculo. Hemos llegado a tener a María Galiana en una clase, y siempre que viene alguna compañía teatral intentamos traer a alguno de los actores o al director.
Ya lo sé, además por experiencia propia. Así pues, ¿podemos asegurar que la CNTC estará en alguna de sus clases cuando venga con Don Gil?
Claro. Yo espero que sí porque en estos casos la Compañía siempre está dispuesta, sin ningún problema. Y también tengo que decir, a favor de la Compañía, que siempre nos mandan ejemplares de sus cuadernos pedagógicos cuando organizan cualquier obra, así como todo tipo de facilidades para acercarnos a sus obras.
Por último, ¿podría decirnos con qué dramaturgo y personaje teatral se identifica principalmente?
En el caso del dramaturgo, como tú sabes, me identifico muchísimo con Lope de Vega; y sobre el personaje, del mundo de Lope me quedaría por una parte con Don Alonso, el protagonista de El caballero de Olmedo; y, por supuesto, con el Duque de Ferrara (de El castigo sin venganza). Me parece que son dos extraordinarios personajes, muy complejos, muy líricos y muy trágicos, de dos obras que a mí me encantan. Después, indiscutiblemente no se puede olvidar que quizá los haya con una mayor modernidad, como por ejemplo, puede ser, en el caso de Calderón, Segismundo, de La vida es sueño, personaje de una trascendencia universal.
Pero como personajes que me entusiasman a través de la palabra y a través de los problemas que representan, me quedo con esos dos, Don Alonso y el Duque de Ferrara. Calderón está más cerca de la modernidad que Lope, pero a Lope, por una parte, hay que seguir descubriéndolo, y por otra, tiene un lirismo increíble, aunque Calderón dramáticamente construya mejor.
Nada más. Un placer, Mercedes.
El placer es mío, porque todo lo que sea hablar de teatro es importante para mí. Gracias a ti.
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