PONFERRADINA 1-BETIS 1
Puede sonar a ridículo toda vez que se enfrentaban el que, para muchos, es el máximo favorito al ascenso y el colista de la categoría, pero es rigurosamente cierto. El Betis ha visto frenado su intento de progresión y de resurgimiento al empatar a uno ante la Ponferradina en el estadio del Toralín de la localidad leonesa, en un partido en el que Hernández Hernández, colegiado del choque, se convirtió en el tristísimo protagonista.
El árbitro grancanario -curiosamente la U.D. Las Palmas es el próximo rival del Betis-, con su ignominiosa actuación, influyó sobremanera en la pérdida de dos puntos -quién sabe tal y como está la cosa si los verdiblancos no se van a tener que acordar de ellos cuando acabe la liga- que le hubiesen permitido al equipo de Mel mantenerse a un punto del Rayo y colocarse a tan sólo dos del Celta. Hernández Hernández se erigió, con su labor en la segunda mitad, en el mejor “jugador” que la Ponferradina puso en liza para defender el punto que en ese momento ya tenía provisionalmente en su zurrón.
Antes los de la comarca del Bierzo habían aprovechado una más que presumible “caraja” bética de salida -no pude ver la primera parte, con lo que no puedo asegurarlo, pero me juego lo que sea que ha sido así- para adelantarse a los siete minutos con un cabezazo picado de Saizar que Casto, literalmente, se tragó al despejar al aire. La Ponferradina luego consiguió aguantar a un Betis falto de sangre y al que, además, el árbitro cargaba de tarjetas en un pequeño aperitivo de lo que ocurriría en la segunda mitad. Mel vio que había que hacer algo y a los 39 minutos metió a Emana por Roversio, toda vez que su equipo necesitaba apretar en ataque, a lo que había que unir que el central brasileño era uno de los amonestados.
Tras el descanso el Betis reaccionó muy pronto y Jorge Molina, a los cuatro minutos, agarró un balón en la frontal del área para fusilar de un cañonazo al meta local. Dos minutos más tarde el árbitro mostró la segunda tarjeta al berciano Abraham, por unas claras manos que cortaron un centro al área de Nacho. Parecía que todo se ponía de cara para que los heliopolitanos terminaran imponiendo la mayor calidad que se les presumía.
Pero entonces Hernández Hernández decidió que eso no iba a suceder, por su expreso deseo. Al colegiado canario le faltó tiempo para compensar la expulsión de Abraham, y su “víctima” fue Iriney. El centrocampista brasileño vio dos tarjetas en un santiamén; la primera por una presunta discusión con un jugador visitante, y la segunda (min. 58) tras interpretar el árbitro que había derribado por agarrón a un atacante de la Ponferradina, cuando en la repetición se vio claramente que había sido al contrario.
La igualdad numérica descentró por momentos al Betis, y el berciano Máyor pudo hacer el 2-1 después de anticiparse a Arzu -que entró para ocupar la posición de Iriney- y plantarse ante Casto, pero el extremeño compensó su error en el gol con un paradón. Fue la última ocasión real de la Ponferradina, puesto que desde entonces el dominio y las llegadas al área del Betis fueron una constante.
Mas lo que la defensa local no consiguió despejar lo solucionó el verdadero “jugador número 12” -11 tras la expulsión de Abraham- de la Ponferradina en la noche de hoy. Hernández Hernández primero anuló, a instancias de su linier, una jugada en la que Ezequiel se quedaba solo ante el portero por un presunto fuera de juego en un saque de banda -cuando Emana, en vez de tocar el balón para dárselo a su compañero, se había quitado de enmedio-; luego “no vio” unas descaradas manos de un defensa local que despejaron un tiro a bocajarro de Emana; y por último, anuló un golazo de cabeza de Jorge Molina a dos minutos del final por una falta que sólo existió en su mente, el quinto gol legal que se le anula al Betis en los últimos partidos. “Pa” mear y no echar gota, señores.
Con todo ello, a nadie debe extrañar el tremendo cabreo que tenía Mel en la sala de prensa. Es normal, porque para un profesional debe ser muy duro ver, cuando tu equipo intenta salir a flote tras una racha nefasta, que te birlan dos puntos de esa forma; dos puntos que, repito, veremos si el Betis no va a echar en falta cuando, allá por el cinco de junio, finalice la temporada regular en Segunda División.
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