El fin de semana deportivo no sólo ha sido magnífico para el Barça y el barcelonismo, sino para el deporte español en general. Alberto Contador certificó ayer su segundo triunfo en el Giro de Italia tras el de 2008, con un tercer puesto en la contrarreloj final de 25 kilómetros en Milán, que ganó el veterano británico del Garmin-Cervelo David Millar.
Con esta victoria, a la espera de lo que diga el TAS, el corredor pinteño ha vuelto a demostrar que es el mejor corredor del pelotón internacional. Contador, que ha vencido en un total de dos etapas -el día del Etna y el pasado martes en la cronoescalada de Nevegal- y que también ha sido generoso cuando y con quien merecía serlo, ha igualado en el palmarés nacional de la “corsa rosa” a Miguel Indurain, de quien tan sólo le separa ya una sola gran vuelta por etapas -seis Alberto y siete Miguelón-.
El español del Saxo Bank ha sido tan superior que ni Michele Scarponi -segundo a 6:10- ni el ganador de la Vuelta a España Vincenzo Nibali -tercero, a 6:56- han podido hacer nada para evitar su victoria, en un Giro durísimo y espectacular, que ha sido muy positivo para nuestro ciclismo.
Los corredores españoles han sumado un total de seis etapas, récord igualado en el Giro de Italia: la de Vicioso el -trágico- día de Rapallo; la de Ventoso en Fiuggi; la de Antón en el Monte Zoncolan; y la de Mikel Nieve, al día siguiente en Val di Fassa; además de las dos de Contador y del quinto puesto en la general final de Joaquim “Purito” Rodríguez. Aunque quizás el gesto más hermoso de todos haya sido el del bielorruso del Movistar Vasili Kiryienka quien, con su gran triunfo hace dos días en Sestriere, rindió un emotivo homenaje a su malogrado compañero Xavi Tondo.
Ahora falta saber si Contador defenderá o no su corona en el Tour, ya que parece ser que el TAS retrasará tanto la vista como, lógicamente, el veredicto por lo de los 0,000000000000000005 de clembuterol. Su participación dependerá de lo que decida el propio corredor en los próximos días.
No quiero terminar sin dejar de comentar un nuevo bochorno con el himno nacional. Hasta ahora nos habían llegado a poner el himno de Riego -Copa Davis 2003-, el de Dinamarca -al propio Contador, en el Tour 2009-, el italiano -a Jorge Lorenzo el año pasado en Laguna Seca-, e incluso nos habían dejado sin himno -Mundial de Waterpolo 2001, en Fukuoka, Japón-; pero ayer los italianos se lucieron un poco más que sus predecesores al hacer sonar la Marcha Real, sí; pero con la letra de José María Pemán que el señor Franco pretendió imponer durante los primeros años de su dictadura. Lamentable. No sé si lo hacen por envidia o por inutilidad -quiero pensar que por esto último-, pero es sencillamente lamentable.
ALONSO, TRAS UN AFORTUNADO VETTEL
Y la última de las buenas noticias llegó de la Fórmula 1, en el Gran Premio de Mónaco. Fernando Alonso, con su Ferrari, completó una carrera sensacional sobre las calles del mítico e histórico circuito urbano de Montecarlo, y sólo un Vettel beneficiado por el punto de buena suerte de los campeones le privó de una merecida victoria.
En un fin de semana bastante accidentado en general, el asturiano salió desde la cuarta plaza después de que la bandera roja por el espectacular accidente del mexicano Sergio Pérez en la Q3 del sábado le arruinara sus opciones de partir más adelante. Pero tras una sensacional salida pudo adelantar a Webber antes de llegar a la curva de Santa Devota, y pegarse así a Jenson Button, mientras Vettel se marchaba.
La estrategia de Ferrari ir a dos paradas -una menos que Button- tan sólo fue menos arriesgada que la que puso en práctica Red Bull. La escudería del toro rojo optó por hacer un único cambio de neumáticos y jugársela así hasta el final, después de que un “safety car” en la vuelta 35 -por un accidente de Massa en el túnel después de una absurda maniobra del brasileño- pillara a Vettel habiendo sobrepasado la entrada a boxes.
Ello propició que los neumáticos del alemán estuvieran casi en las lonas con respecto a los de Alonso y, especialmente, los de Button; con lo que íbamos a disfrutar de un final de carrera brillante. Pero la suerte se alió con Vettel porque, cuando Alonso estaba cada vez más cerca de poder pasarle, en la vuelta 72 -a seis del final- un accidente en la zona de la Piscina -en el que el peor parado fue el ruso de Lotus Renault Vitaly Petrov- obligó a que saliera de nuevo el coche de seguridad y, posteriormente, a que apareciera la bandera roja visto que aquello iba a tardar en estar listo.
Minutos más tarde, la carrera se reanudó, pero después de que el Red Bull -y todos- hubiesen puesto neumáticos nuevos, en una absurda norma del reglamento a tan pocas vueltas de la bandera de cuadros que nos privó de un final de infarto. Aquello fue como el maná para Vettel, que se apuntó su quinta victoria en seis carreras, acompañado en el peculiar podium de Mónaco por Fernando y por Button. El campeonato lo sigue liderando el alemán, con una distancia sideral sobre el segundo.
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