MI PARTICULAR MEMORIA DEPORTIVA (12)
Mañana, por fin, llegará el momento más esperado por todos los aficionados al cicismo que vivimos en Sevilla y provincia. A las 22:04 de la noche tomará la salida el primero de los equipos participantes en la Vuelta Ciclista a España 2010, que saldrá desde la capital andaluza, la cual hacía nada menos que 15 años que no albergaba una etapa de la principal ronda española.
Fue en 1995 cuando la Vuelta llegó por última vez a Sevilla, después de que en los años 1990 y 1991 sendas etapas hubiesen acabado en La Cartuja, en el recinto de la EXPO´92. A diferencia de este año, en el que se dará el pistoletazo inicial con una contrarreloj por equipos, en aquella ocasión los corredores arribaron después de una etapa en línea, la 10ª, procedente desde Córdoba, de 182 kilómetros.
La carrera llegaba con Laurent Jalabert en plan dominador tras exhibirse camino de Ávila ante el futuro campeón mundial Abraham Olano y con una más que previsible disputa del triunfo al sprint. Tras pasar por algunos de los pueblos más emblemáticos de la provincia como Carmona, Mairena del Alcor y Dos Hermanas, el pelotón entró en la capital por la Avenida de la Palmera -más o menos a la altura del por entonces estadio Benito Villamarín-, dispuesto a dar dos vueltas a un circuito urbano de unos ocho kilómetros muy parecido al de este año aunque algo más corto, que transcurría por puntos emblemáticos como el Paseo de las Delicias, el Paseo Colón, el arco y las murallas de La Macarena o la Plaza de Don Juan de Austria -conocida popularmente como la plaza “del caballo”- en la avenida Menéndez y Pelayo, donde estaba situada la línea de meta.
El sprint se disputó con todas las de la ley y ganó el joven sprinter holandés del TVM Jeroen Blijlevens -que ese mismo año también había ganado en Sevilla en la Vuelta a Andalucía- por delante del italiano del Gewiss Nicola Minali y del alemán del Telekom Sven Teutenberg, que dejaron sin opciones, por ejemplo, al mismo Jalabert. Fue el segundo gran triunfo para el holandés en aquel año, tras haber vencido también en un sprint del Tour de Francia. Blijlevens no llegó a convertirse en un dominador absoluto de los sprints, pero a lo largo de sus diez años de profesional sí que consiguió muchas victorias de prestigio, sobre todo durante su etapa en el TVM (1994-1999).
Y como era de suponer allí estaba yo, con 16 añitos recién cumplidos, para presenciar “in situ” tan magno acontecimiento. Por entonces yo era un casi absoluto desconocedor de la geografía de la capital andaluza -mi condición de “joven de pueblo” la llevaba al máximo-, así que me acerqué acompañado de mi primo Manolo -que tenía y tiene mi misma edad-, también gran seguidor en aquella época del deporte de la bicicleta, para ver en directo a los ciclistas.
Bueno, para verlos en directo y para seguirlos un poco -a ellos y al resto de la caravana- después de terminar la etapa, porque después de que el pelotón pasara como una centella por delante de nosotros no nos quedamos para ver ganar al amigo Blijlevens, sino que nos fuimos directamente al desvío de coches para esperar a los corredores en su marcha hacia el hotel y verlos un poco más de cerca.
Y al día siguiente, repetimos, porque la salida de la etapa con final en Marbella era en la Calle Doctor Laffon Soto, en el Polígono de San Pablo, junto al complejo polideportivo. Mi primo y yo también nos desplazamos hacia allá desde temprano y, además de algunos espectáculos montados por la organización, pudimos ver cómo iban llegando los ciclistas -Jalabert, Alex Zülle, Johan Bruyneel, Marco Pantani, Olano, Melchor Mauri, Piotr Ugrumov, Jesús Montoya…- a la carpa donde estaba situado el control de firmas, cómo se relajaban allí tomando un café -o lo que fuera- y cómo se iban dirigiendo a la línea de salida para comenzar la jornada.
Quince años después -demasiado tiempo para una ciudad como Sevilla-, la Vuelta no sólo llegará de nuevo a la ciudad hispalense sino que, además, por primera vez en su historia, dará comienzo en la “capital del sur” y con una etapa nocturna. Algo que, siempre y cuando los municipales no les dé por tocar los h…, disfrutaremos como se merece.
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