Ayer por la noche el Betis confirmó lo que todos esperábamos desde hace una semana: la destitución de Antonio Tapia como entrenador del primer equipo.
La mala imagen dada por el Betis desde la 5ª-6ª jornada liguera y la enorme fragilidad mostrada, especialmente fuera de casa -cinco derrotas consecutivas y otros tantos partidos sin marcar- han sido los detonantes para que el de Baena haya dejado de ser el responsable de la primera plantilla.
Su sustituto será Víctor Fernández, quien afrontará su segunda etapa al frente de la nave verdiblanca, después del período comprendido entre 2002 y 2004, aunque esta vez en Segunda División. Víctor ha firmado esta misma tarde hasta final de temporada, y mañana será presentado a las 14:00, después de dirigir su primer entrenamiento.
Personalmente, no creo ni que Tapia sea el único responsable de la mala marcha del Betis, ni que tampoco lo sea Lopera como los interesados nos quieren hacer ver. Ambos tienen su parte alícuota de culpa, pero no debemos olvidar la especial mención que merecen los futbolistas, que comenzaron la campaña dando el callo y metiendo la pierna, y que actualmente salen al campo con una apatía con la que se les debería caer la cara de vergüenza, especialmente a algunos cuyos nombres los tenemos en mente todos los que, de manera más o menos frecuente, seguimos la actualidad del Betis.
A Tapia se le ha caído el equipo; Tapia quizás haya incurrido en el grave error de aceptar casi servilmente todo lo que le venía desde la deficiente secretaría técnica; pero estoy casi seguro de que aquellos que deberían echarse al equipo a sus espaldas le han hecho por lo menos 3/4 partes de la cama al ex entrenador del Málaga. Y que conste que esto lo digo como aficionado que tiene derecho a opinar, no como periodista con datos fehacientes; pero la historia reciente de la entidad bética me hace tener motivos de sobra como para pensar así.
Ahora llega Víctor Fernández a intentar levantar el ánimo y a intentar mejorar el rendimiento de los futbolistas, pero personalmente no me parece el técnico idóneo para salir de ésta, entre otras cosas porque no tene ni la más remota idea de lo que es entrenar en Segunda División. Cierto es que, por ejemplo, otro grande como Luis Aragonés aceptó, no hace demasiados años, el reto de sacar del “infierno” a un grande como el Atlético de Madrid, pero convendrán ustedes comigo en que entre el “Sabio de Hortaleza” y Víctor Fernández todavía hay, por lo menos, una cuarta de tarima.
Ojalá me callen entre todos, pero cada vez veo más claro que a los béticos nos va a tocar estar cuando menos un añito más metidos en el pozo de la Segunda División; aunque no es menos cierto, lo repito una vez más, que las temporadas en esta categoría son larguísimas, que pueden pasar un montón de cosas con media liga por jugarse, y que el Betis tan sólo está a cuatro puntos de la zona de ascenso. Pero, la verdad, qué quieren que les diga…
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