El “Invencible Djokovic” también se lleva el U.S. Open


En realidad, este titular es incorrecto estrictamente, puesto que en 2011 el serbio ha concedido dos derrotas, ante Federer en Roland Garros y ante Murray -ésta por lesión- en Cincinnati; pero es un fiel reflejo de lo que Novak Djokovic está viviendo en este mágico año para él, sobre todo si se enfrenta a Rafa Nadal.

No sabemos si esto que está haciendo desde que comenzara la temporada será moda de un año o si, por el contrario, es el comienzo de una era del terror en el tenis superior a la de Roger Federer y a la de Pete Sampras; pero lo cierto es que es para enmarcar. Lo último, su tercer Grand Slam del año, el Abierto de Estados Unidos, ante nuestro Rafa (6-2, 6-4, 6-7 y 6-1), en uno de los mejores partidos de todo 2011.

Y eso que Rafa comenzó 0-2 arriba; o, mejor dicho, “Nole” empezó 0-2 abajo porque desde ese momento, el serbio arrancó y pasó como una moto por encima del mallorquín en la primera manga, en la que Nadal comenzó a mostrar su gran debilidad, la que le terminaría costando el 75% de la final: su debilidad en el servicio. Total, 6-2.

La segunda manga empezó de igual forma; incluso Rafa tuvo un punto para el 0-3; mas Djokovic de nuevo reaccionó y le dio la vuelta al set. Pero esta vez no se marchó como en el anterior, porque Rafa comenzó a jugar al resto más o menos igual que su rival cuando sacaba él. Una sucesión de “breaks” y “contrabreaks” con puntos ciertamente vistosos; pero el set, como el primero, acabó en manos balcánicas (6-4).

Y lo que se vio en el tercer set pasará, sin duda, a los anales de la historia del tenis. Dejemos a un lado la cantidad de roturas de servicio que continuó habiendo por ambas partes: fue el mejor set de todos los años que llevo viendo tenis, que ya empiezan a ser unos cuantos. Magia a ambos lados de la pista, especialmente por parte de Rafa, que salvó un 6-5 y saque de Djokovic para seguir vivo y que le ganó el set al serbio en el desempate.

Djokovic comenzó a sentir el peso de la presión sobre sus espaldas, nunca mejor dicho. El infernal ritmo al que ha venido jugando durante todo el año provocó que la espalda de “Nole” se resintiera y que el serbio solicitara la presencia del fisioterapeuta, en un gesto que muchos interpretaron como una treta para enfriar el partido pero que yo, sin dejar de pensar que algo de lo segundo sí que pudo haber, me lo creo por lo que acabo de comentar.

Parecía que estábamos ante la ocasión de Rafa, pero si Djokovic tenía problemas, nuestro campeón literalmente no se pudo ni mover desde el 2º-3º juego del 4º set. Rafa se acalambró, se resintió de la zona isquiotibial que hace días casi le hizo desplomarse en la sala de prensa, y el partido se acabó. Porque Rafa no abandonó, pero el serbio, pese a sus dificultades para ejecutar el servicio por los movimientos a realizar, siguió dando palos a un lado y a otro de la pista.

Todo acabó con un 6-1 que no refleja lo que luchó el de Manacor a lo largo de las más de cuatro horas en las que los números uno y dos deleitaron a los espectadores que abarrotaban las gradas de la pista central Arthur Ashe de Flushing Meadows. Mas sea como fuere, Djokovic tiene ya diez títulos en este irrepetible año para él. Y aún le quedan, entre otros torneos, la Masters Cup y la Copa Davis, cuyas semifinales se celebran este fin de semana y en la que podría encontrarse de nuevo con Nadal.

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