Rafa Nadal ha derrotado por segunda vez consecutiva a Novak Djokovic. El balear se ha adjudicado esta mañana el Torneo Masters 1000 de Roma por sexta vez en su vida, al vencer en la final al número uno del mundo sin avasallarle pero con autoridad, por 7-5 y 6-3. Es la segunda victoria consecutiva de Nadal sobre Djokovic, ambas en tierra batida, y el segundo Masters 1000 de Rafa en 2012, después del de Montecarlo; triunfo que le sirve para recuperar la cabeza en lo referente a torneos de este tipo -21, por 20 de Roger Federer-, y el número 2 de la ATP justo antes de Roland Garros, en detrimento del suizo.
Y también para mucho más, porque poco a poco va recobrándose la normalidad. Esa que dice que Djokovic se merece ir de número 1 porque hizo en 2011 un año perfecto y éste no está siendo nada malo -ha ganado el Open de Australia y el TM 1000 de Miami, más las finales de Montecarlo y Roma-; pero con Rafa recortándole terreno y, sobre todo, siendo superior en la superficie donde el manacorí es el rey: la tierra batida (la de verdad, no la que este año han colocado en Madrid).
Cierto es que en 2011 Rafa ganó, como es habitual, Roland Garros, pero dándole infinitas gracias a Federer, quien se cargó en semifinales a un Djokovic que también sobre polvo de ladrillo le tenía comida la moral. Ahora no; ahora ha vuelto a restablecerse el orden mundial, al menos sobre tierra, y con esta victoria tan convincente Nadal vuelve a ser, de manera indiscutible, el favorito para ganar por séptima vez Roland Garros.
Dos horas y veinte minutos de batalla sobre el Foro Itálico, tras el aplazamiento de ayer; eso es lo que ha tardado Nadal en desembarazarse del número uno mundial, en un partido que, con un break por bando, marchaba con igualdad absoluta hasta el 5-4 del primer set. Ahí, con el serbio mandando y 30 iguales sobre el servicio de Rafa, el juez de silla cantó mala una bola de Djokovic que claramente había sido buena, mandando repetir el punto con posterioridad.
Pudo haber sido bola de set para Djokovic, y el serbio hizo algo que jamás le habíamos visto durante 2011: ponerse más nervioso de la cuenta -destrozó dos raquetas- y “marcharse” del partido durante un buen rato. Nadal aprovechó para romperle el saque en el juego siguiente, cerrar el set luego con 7-5, y aprovecharse en el comienzo de la segunda manga tanto de su buen nivel como del aumento considerable en la cantidad de errores no forzados de su rival, sobre todo con la derecha.
Un break de salida favorable a Rafa hizo que el español tuviera el segundo set de cara desde el inicio; pero no le fue fácil mantenerlo porque Djokovic recobró por momentos el nivel de 2011, mas no la regularidad necesaria para convertir alguna de las múltiples bolas de break de las que gozó en los dos siguientes servicios de Nadal. Rafa se defendió como gato panza arriba, sabiendo pasar al ataque en los momentos oportunos.
Con un espectacular globo de revés, Rafa puso el 5-3 y dio un paso de gigante para anotarse el torneo, llegando la sentencia en el juego siguiente sobre el servicio de Djokovic, con una doble falta del serbio. En total, 7-5 y 6-3 para Nadal, que vuelve a ser, al menos sobre el polvo de ladrillo, el gran campeón que nos ha deleitado durante todos estos años, y también el azote de su ahora máximo rival, al que domina ya en el acumulado histórico por 18-14.
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