El estereotipo español bien contado



CRÍTICA DE CINE

PELÍCULA: SEÑOR, DAME PACIENCIA
DIRECCIÓN: Álvaro Díaz Lorenzo
GUIONISTA: Álvaro Díaz Lorenzo
FOTOGRAFÍA: Valentín Álvarez
REPARTO: Jordi Sánchez, Megan Montaner, David Guapo, Silvia Alonso, Salva Reina, Eduardo Casanova, Bore Biuka, Paco Tous, Rossy de Palma, Andrés Velencoso, Antonio Dechent, Raúl Jiménez
PRODUCCIÓN: Atresmedia Cine / Canal Sur Televisión / DLO Producciones / Maestranza Films
GÉNERO: Comedia
NACIONALIDAD: Española
AÑO: 2017
DURACIÓN: 90 minutos
CALIFICACIÓN: * * * (sobre 5)

Hay formas y formas de contar en una película ciertos clichés y tópicos de una determinada sociedad. Se pueden hacer de forma un tanto chusca, pero también sin caer en ningún momento en el mal gusto.

Como también se pueden tratar en el cine de diferentes maneras los diferentes conflictos que suelen derivarse de las relaciones familiares, un tema si nos ponemos un poco manido, pero que si se desarrolla correctamente puede seguir dando bastante juego.

Eso mismo es lo que ocurre en SEÑOR, DAME PACIENCIA, en la que la familia de Gregorio, un banquero de ideología altamente conservadora y madridista hasta la médula –interpretado por Jordi Sánchez– se reúne para viajar a Sanlúcar de Barrameda para cumplir la voluntad de su esposa repentinamente fallecida –Rossy de Palma-: esparcir sus cenizas por el Guadalquivir.

En su familia comparten espacio una hija –Megan Montaner– casada con un catalán muy del Barça –David Guapo– con el que, además, se va a ir a vivir a Barcelona; otra hija –Silvia Alonso– emparentada con un hippe andaluz antisistema –Salva Reina-; y un hijo gay –Eduardo Casanova– que se va a casar con un vasco negro de origen senegalés –Bore Biuka-.

Más tópicos, imposible; pero el gran acierto de la película reside en su manera de ir haciendo evolucionar a los personajes, así como también el devenir de la historia, que nos ofrece divertidos momentos de humor, así como también escenas altamente entrañables y bastante emotivas, destacando quizá aquella en la que, en plena ruta, todos escuchan y cantan el conocido tema musical “Vivimos siempre juntos”, el preferido de la madre.

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Todos los personajes y actores están en su sitio, formando un reparto coral y bastante completo. Jordi Sánchez, en una versión un tanto distinta de su célebre Antonio Recio en La que se avecina, aunque a veces con ciertas inevitables reminiscencias; Megan Montaner, en su papel de hermana mayor que ofrece soluciones a los conflictos planteados; Silvia Alonso, convincente como chica soñadora y rebelde pero que no se atreve a dejar a una pareja que ya no le aporta nada; Eduardo Casanova, en su tipo de papel de casi siempre.

Y los “consortes”: David Guapo, Salva Reina –para mí particularmente éste, como andaluz graciosillo pero en absoluto insoportable- y Bore Biuka; más el resto de secundarios, destacando Rossy de Palma, pero también un Paco Tous con sus ademanes de siempre –que a mí personalmente siempre me han hecho bastante gracia-, Antonio Dechent –como guardia civil facha, simpáticamente ridiculizado, y con una intervención decisiva- y Andrés Velencoso, el “maromo con cara de póster”.

La combinación de todo da como resultado un producto bastante logrado, digan lo que digan las críticas de algunos que viven de esto. Hora y media de metraje que cumple de sobras con lo pretendido: hacernos reír, y también inyectarnos una buena dosis de positividad.

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