España, en semifinales del Mundial de balonmano


La selección española de balonmano volverá a pelear por las medallas de un gran campeonato, tres años después de que consiguiera el bronce en los Juegos de Pekín. El combinado que, desde después de la cita olímpica dirige el mítico Valero Rivera, se ha metido en las semifinales del campeonato del mundo que se está celebrando en Suecia a falta de una jornada para que termine la segunda fase, tras derrotar de manera más que convincente a Islandia, -subcampeona olímpica y actual bronce europeo- por 32-24.

España, que ha ganado todos sus partidos menos el disputado contra la todopoderosa Francia -que lo empatamos a 28 tras ir perdiendo por siete goles-, ha logrado el pase de forma matemática toda vez que aventaja a los islandeses en tres puntos cuando sólo faltan dos por disputarse. Mañana se sabrá definitivamente si lo hace en primera o segunda posición, dependiendo del resultado de Francia; y el viernes tendrá como rival en la penúltima ronda bien a Dinamarca, bien a los anfitriones, Suecia.

Muy pocos daban un duro por esta selección al iniciarse el campeonato. El sonado fracaso del Mundial 2009 y el hecho de quedarnos fuera de las medallas también en el Europeo 2010 nos hacía ser, cuanto menos, escépticos; pero España comenzó a disipar todas las dudas cuando, en la tercera jornada de la primera fase, remontó tres goles a Alemania en los últimos minutos para acabar ganando por 26-24; y las espantó definitivamente con la gran remontada ante Francia, siete goles en los minutos finales para llevarse un punto (28-28) que no sólo le sabe a gloria sino que, además, le permite seguir luchando por el liderato final de su grupo en la segunda ronda.

Hoy, tras ganar el sábado con facilidad a Noruega, la selección ha hecho ante Islandia el mejor primer tiempo desde que éste que escribe viene siguiendo el balonmano, y van ya para unos cuántos años. Unos primeros treinta minutos de auténtico virtuosismo, en el que la intensidad defensiva, las paradas de Arpad Sterbik -que, junto a “Joseja” Hombrados forman el que quizás sea el dúo de porteros más completo del torneo- y la contundencia en ataque dieron a España ni más ni menos que diez goles de renta, 20-10.

Especialmente inspirados en las acciones ofensivas estuvieron los hermanos Alberto y Raúl Entrerríos y, sobre todo, el joven lateral del BM Cuatro Rayas Valladolid Eduardo Gurbindo. Fenomenal campeonato el que está realizando este zurdo navarro, que cada partido que pasa nos parece un poco más la reencarnación de su paisano, el gran Mateo Garralda. El látigo de Gurbindo, bien desde lejos, bien en penetración, salió a relucir hasta cinco veces en la primera parte, para terminar como máximo goleador del encuentro, con un total de seis, junto a Raúl Entrerríos.

España marcó desde todas las posiciones: desde nueve metros, desde seis, desde el centro, desde los extremos, en ataque estático o en contraataques, y cimentó antes del descanso un triunfo que certificó en la segunda mitad, aguantando las acometidas de los nórdicos. Islandia, aprovechando el punto de relajación hispana y un arbitraje que, durante varios minutos, les fue mente favorable para recortar su desventaja hasta los cinco goles a falta de un cuarto de hora; pero los nuestros se repusieron y, sin entrar al trapo con las desesperadas decisiones de los islandeses -alguna de ellas rozando lo antideportivo-, los mantuvieron a raya.

El 32-24 final hace sumar una gran victoria que, seis años después del histórico oro de Túnez y tres después de la última medalla olímpica no sólo vuelve a meter a nuestro balonmano en la pelea por los metales en un campeonato de selecciones, sino que también nos asegura seguir en la lucha por acudir a los JJOO de Londres; clasificación que obtendríamos de forma directa si volviéramos a ser, como en 2005, campeones del mundo.

Si no, deberíamos ganarnos la plaza en uno de los torneos preolímpicos; pero sinceramente, eso todavía queda muy lejos. De momento, a centrarse en vencer el viernes a suecos o a daneses, y a seguir ilusionando a los aficionados españoles. Porque ya era hora de que eso volviera a suceder.

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