De las secciones profesionales del F.C. Barcelona, sólo faltaba la del fútbol sala como poseedora de algún título de campeona de Europa. Pues bien, desde hoy los chicos del fútbol de parquet ya pueden sumarse con todos los honores a sus compañeros del fútbol, balonmano, baloncesto y hockey sobre patines al vencer en la final de la UEFA Futsal Cup (la Champions de este deporte, para que nos entendamos) al Dínamo de Moscú por 3-1.
Es el sexto título para el fútbol sala español desde que la UEFA se hizo oficialmente cargo del campeonato europeo (desde la temporada 2001-2002), tres para el Inter Movistar y dos -los dos primeros- para el Playas de Castellón; a los que hay que añadir los conseguidos antes de esa fecha, además de por madrileños y castellonenses, por otros históricos como el Caja Segovia, el Marsanz Torrejón y el Castilla la Mancha Talavera.
Eliminados en pocos días los chicos del fútbol y del balonmano, y exentos de favoritismo los del basket en la Final Four que tendrá lugar en un par de semanas, a los hombres de Marc Carmona no se les podía escapar este título, cuya “Final Four” prácticamente la han disputado en casa, en el pabellón Barris Nord de Lleida. Todo ello a pesar del enorme potencial de su rival de esta tarde, prácticamente una selección mundial. Primero, el viernes, en semifinales cayó rotundamente el Sporting de Lisboa (5-1) en una primera parte excelsa; y luego, en el día de hoy, el extraordinario equipo ruso tras un partido en el que una de las claves principales ha sido la ausencia de concesiones atrás por parte azulgrana.
Eso y el tempranero gol de Wilde, que puso el encuentro de cara a los dos minutos, justo antes de que el Dinamo empezara a lanzar una serie de acometidas resueltas todas por Paco Sedano y su sistema defensivo. En la segunda parte, a los cuatro minutos Lin marcó el 2-0 culminando una acción de ataque en la que el balón entró llorando ante el portero Popov; y Wilde pudo ampliar la renta minutos más tarde gracias a la sexta falta del Dinamo, pero estrelló su lanzamiento -a unos siete metros de la meta- en el brazo del portero ruso.
Lógicamente, el Dinamo se la tuvo que jugar, y colocó a Tatú como portero-jugador. La táctica dio resultado de primeras cuando Rakhimov, solo en el lado izquierdo, acertó a batir a Paco Sedano a falta de tres minutos; pero poco más tarde fue su tumba al robar el Barça un balón que Ari, justo antes de que saliera de banda, pudo enviar a Torras para que el multicampeón de Europa con España sentenciara, a puerta vacía. Quedaba 1:40 para el final, pero a los rusos no les dio tiempo a hacer nada más ante el buen hacer en defensa de los barcelonistas.
Javi Rodríguez, el “Mito” del fútbol sala nacional como muy bien lo ha rebautizado el periodista Miguel Ángel Méndez, levantó a sus 38 años ante el clamor de su hinchada la primera copa de campeones de Europa de la entidad que, en pocos años, tras el triplete de 2011 ya ha conseguido alcanzar la cumbre del fútbol sala continental. Y la cuarta suya, después de las tres ganadas en sus años mozos -dos oficiales y una no oficial- con el Playas. El Barça se plantea muy seriamente retirar su número 7 cuando deje la práctica del deporte profesional. Y con razón: de su mano comenzó el crecimiento, allá por 2006; y de su mano, sólo seis años más tarde, ya es el mejor equipo de Europa.
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