Casimiro, mejor que Jackson, Aíto, Laso y Popovich



Que no se alarmen los lectores aficionados al básquet en general, y al Baloncesto Sevilla en particular: ni me he vuelto loco ni me he dejado llevar por la euforia merced a una salvación que hace apenas 3-4 meses no era sino una quimera, como bien proclamaba ayer a los cuatro vientos el loperizado -y declarado bético- Pierre Oriola, en los vestuarios del Donostia Arena / Plaza de Toros de Illumbe, tras vencer en el partido decisivo al Gipuzkoa Basket.

Luis Casimiro, a la izquierda, en su presentación como técnico del Baloncesto SevillaLuis Casimiro es un excelente entrenador que, desde su llegada a la capital de Andalucía, ha puesto el orden necesario dentro del caos reinante durante la nefasta etapa de Scott Roth para que el club sevillano, a sus 28 años de historia, haya remontado una situación realmente dramática para asegurarse la participación, al menos una temporada más, en la liga ACB. Debemos estarle muy agradecidos en Sevilla, como me consta que él así lo está también con el club que, poco después de ser “cortado” en Fuenlabrada, le dio una oportunidad para resarcirse de su desafortunada estancia en el ya descendido equipo madrileño. Pero, faltaría más, el manchego no es ni mucho menos como los tres grandes maestros mencionados en el titular, ni probablemente tampoco como el vitoriano reciente campeón de Europa con el Real Madrid.

Sólo me estoy limitando a aplicar el “silogismo” derivado de la surrealista y lamentable comparecencia que nos regaló el pasado 7 de enero, horas antes de su cese, el entrenador -en la ACB oficialmente “utillero” al carecer de papeles- más lamentable que ha pasado por el banquillo hispalense en sus casi 30 años de vida. Aquel día, tras el ridículo frente al Telenet Ostende belga en el estreno del “Last 32” de la Eurocup, Scott Roth -con el capitán Berni Rodríguez ejerciendo de traductor y, al mismo tiempo, de “comemarrones”- dijo sin tapujo alguno que esto no tenía solución, que a este equipo no lo salvaban ni Aíto García Reneses, ni Pablo Laso, ni Gregg Popovich ni Phil Jackson, echando todas las culpas sobre los jugadores y declarando estar “orgulloso” de su labor en San Pablo. Tanta altivez, prepotencia y chulería, como ausencia alguna de autocrítica.

El Baloncesto Sevilla celebra su salvación en San SebastiánPor entonces, los verdirrojos contaban tan sólo con tres triunfos en toda la primera vuelta liguera, y la permanencia se veía como algo imposible, por resultados y sensaciones. Pero el tiempo, como suele suceder, ha puesto a cada cual en su sitio. Con Casimiro, aplicándose algo de lógica y tan sólo con un refuerzo, Penney, del que careció el de Ohio, el Baloncesto Sevilla, aún con los altibajos propios de una plantilla que, sin ser mala, tampoco es ni mucho menos una maravilla, ha revertido la situación hasta el punto de, con once victorias, librarse de la quema con una jornada de anticipación. Ocho triunfos en las quince jornadas en las que Casimiro, un entrenador de verdad que muy a las malas acabará con un 50% de victorias, ha ejercido de director técnico.

CELEBRAR… Y, SOBRE TODO, RENDIR CUENTAS
Así, el encuentro del próximo domingo frente al FIATC Joventut, debe ser de fiesta absoluta sobre la cancha -los profesionales se han ganado a pulso poder jugar un partido sin presión ante un rival de play-offs- como de rendición de cuentas en las gradas hacia los responsables de lo que ha podido ser un desastre capital y letal para el Baloncesto Sevilla. El principal, desaparecido en extrañas circunstancias el “jefe” Meythaler -por favor, que se aclare de una vez cuál es la situación oficial del club en ese sentido-, sin duda debe ser José Luis Galilea, director general y deportivo, al menos supuestamente; aquél que trajo a Roth en detrimento de mantener a Aíto o contratar a su ayudante, Diego Ocampo, que ha firmado una excelente temporada dirigiendo a UCAM Murcia.

Aquél, también, que prescindió de un hombre como Scott Bamforth, desatascador en los partidos importantes e ídolo en las gradas, para traer al fracasado Xavier Thames; y aquél que, asimismo, se empeñó primero en mantener a Roth, y luego en evitar la llegada de Casimiro, que se produjo porque el presidente, Fernando Moral, dijo poco menos que hasta aquí habíamos llegado. Cualquier otro con un mínimo de dignidad pondría su cargo a disposición del club o, directamente, dimitiría; pero como mucho me temo que eso no vaya a ser así, sólo me queda pedirle al ex base de Barça y Madrid entre otros equipos que, por favor, tome buena nota de la cantidad enorme de errores de bulto que ha cometido durante el presente curso baloncestístico para analizarlos, corregirlos y hacer las cosas medianamente bien, desde ya. Que tampoco es tan difícil.

Por último, me gustaría acordarme de gente como Borja de Diego, Juan Manuel Sánchez, Álvaro García, Ángel Vilches, Luis Mesa, Sergio Ávila y el resto de compañeros con el que servidor de ustedes ha compartido, “in situ”, sufrimiento y padecimiento a lo largo y ancho de la temporada. Y también, por el mismo motivo, de Virginia Simón y Nacho Delgado, responsables del departamento de Comunicación y Marketing, a los que todo esto les ha tocado un poco más de lleno al ser profesionales del club. Por todos ellos va, en lo que a mí respecta, la salvación del C.D. Baloncesto Sevilla. Porque, en efecto, el cajismo no se rindió; y seguiremos teniendo básquet de élite en nuestra ciudad.

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