CRÍTICA TEATRAL
OBRA: NOCHE DE REYES
AUTOR: William Shakespeare
COMPAÑÍA: Noviembre Teatro
REPARTO: Arturo Querejeta, Fernando Sendino, Beatriz Argüello, José Ramón Iglesias, Daniel Albaladejo, Rebeca Hernández, Maya Reyes, Héctor Carballo, Francesco Carril, Jesús Calvo y Ángel Galán
ADAPTACIÓN MUSICAL: Ángel Galán y Eduardo Vasco
VESTUARIO: Lorenzo Caprile
VERSIÓN: Yolanda Pallín
DIRECCIÓN: Eduardo Vasco
LUGAR: Teatro Lope de Vega (Sevilla)
DÍA: 17-2-2011
AFORO: 3/4 (solamente en patio de butacas)
CALIFICACIÓN: * * * * (Sobre 5)
Eduardo Vasco ha demostrado, una vez más, que sabe dominar cualquier registro y cualquier género teatral. Salvo contadas excepciones, el director madrileño -a quien conozco personalmente desde hace algunos años- suele dotar de una gran calidad a sus montajes, ya sean grandes dramas de honor o comedias concebidas exclusivamente para hacer reír al público, y casi siempre sobre textos considerados no como obras “cumbres” por los críticos literarios.
Y eso es lo que ha vuelto a hacer con este Shakespeare desconocido para
el gran público, en la vuelta a la actividad de su compañía, Noviembre, tras siete años al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Una Noche de reyes concebida por el genio inglés con menor calidad quizás que otros míticos títulos suyos como Romeo y Julieta o Hamlet, pero que en manos de Vasco y su elenco se convierte en un producto que probablemente llegue con mayor facilidad al público que algunos de sus anteriores para la CNTC, pero al que no hay que negar en absoluto sus virtudes, que las tiene y muchas.
Magnífica la forma de combinar la música -con Ángel Galán al piano- con la historia de los dos hermanos mellizos, Viola y Sebastián, que se ven separados por culpa de un naufragio y que por los avatares del destino, terminan por recalar en el mismo lugar por separado, creyendo cada uno de ellos que el otro ha perecido. Un trabajo coral, en el que destaca por encima de las demás la figura de Arturo Querejeta.
El veterano actor, curtido en mil batallas, sorprendió a quien suscribe esta crítica con una nueva faceta, con la que añade a su maestría a la hora de interpretar unas notables cualidades para el canto. Querejeta, junto a sus “compadres” escénicos Fernando Sendino y José Ramón Iglesias -dos veteranos ya de la CNTC, como el propio Querejeta y otros, que ahora acompañan a Eduardo Vasco en Noviembre-, es quien lleva el peso escénico en la mayor parte de la obra. Los tres, con sus respectivos papeles de borrachos algo “tocados del ala”, provocan las risas del público, por ejemplo en escenas como la “serenata” nocturna.
Y la última gran “pata” interpretativa del montaje es Beatriz Argüello en su papel de Viola -o “Cesario”, como cada cual prefiera-, con claras reminiscencias -o al contrario, porque se presume que la fecha de creación de Noche de Reyes es anterior- de la doña Juana de Don Gil de las Calzas Verdes. Argüello, a quien yo ya había visto en 2004 haciendo de doña Inés en El caballero de Olmedo (CNTC), también nos ofrece una notable puesta en escena, sabiendo transmitir el enredo típico de los personajes que, eventualmente, “cambian” de sexo.
Los demás no desentonan, en absoluto. Daniel Albaladejo, otrora protagonista de anteriores montajes para la CNTC, hace bastante bien un papel muy importante en la historia pero de menor cuantía escénica, como el del duque Orsino de Iliria; Rebeca Hernández -la condesa Olivia- protagoniza divertidos “bis a bis” con Beatriz Argüello; mientras que Maya Reyes, como la doncella María, contribuye junto al “trío ebrio” antes señalado a hacerle la vida imposible, como el montaje se merece, al patético y altivo mayordomo Malvolio, a quien en este caso honra magníficamente Héctor Carballo.
Todo con una escenografía de fondo muy al estilo de Eduardo Vasco -es decir, destacadamente minimalista-, el vestuario de Lorenzo Caprile y unas coreografías musicales que, como he comentado en la primera parte de la crítica, forman parte fundamental del éxito de esta Noche de reyes, tanto en la crítica como también entre los espectadores… aunque el pasado viernes no quedara demostrado por la escasa afluencia del Lope de Vega, teniéndose que cerrar casi la totalidad de las zonas para que la principal, el patio de butacas, presentara un aspecto decente.
Antes de terminar, una nota personal. Eduardo, me gustaría darte las gracias por invitarnos -así lo entendimos nosotros- a mis amigos y a mí a pasar para intercambiar algunas palabras con quienes estuvieron sobre las tablas del Lope; pero por desgracia -y no por culpa vuestra, como puedes ver en este artículo- no era el día más adecuado para ello. Te esperamos -al menos artísticamente hablando- de nuevo dentro de tres semanas, con El perro del hortelano.
#1 by CAS on 26 febrero 2012 - 22:04
Vic, siento haber tardado en leerte/escribirte.
Como bien sabes, y pese haber felicitado a Eduardo (su trabajo siempre es un “felicitable”), no estaba yo muy en Iliria…estaba más bien afuera…si lo llego a saber, me torteo la cara y me centro en la historia, me hubiese sido mucho más útil y gratificante…pero no fue así.
Observaciones:
– No conocíamos a los actores, salvo un par de excepciones, y…bueno…sigo sin recordar sus nombres…sé que las historias son comparables, pero nada que ver esa doña Juana del Don Gil, que llenaba la escena con su sola presencia, y doña Viola, que por mucho que represente dos personajes, lleve pegado al culo el acompañamiento musical (“Oliiiiiivia”) y se quite y se ponga el sombrero…en fin…insuficientilla…¿OLivia? ¿era un personaje tonto o una actriz que está empezando? Sólo me gustó su vestido rojo…respecto a Albadalejo, coño, para uno que nos garantiza una buena actuación y le dan un papel tan escasito…con Querejeta más de lo mismo: el bufón charlatán…pfff…la adaptación me resultó forzadamente actual. ¿ES necesario meterle tantos chistes españolitos a un clásico de Shakespeare? Me recuerda a dos cosas: los doblajes del Principe del Bell Air o Cosas de casa con chascarrillos andaluces, o con el obligado edulcorante con el que endulzamos nuestras asignaturas para que a los niños les parezcan más amenan, hasta el grado de la degradación…quien quiera ver a Shakespeare pagará por verlo y no aceptará estas capsulillas dulzonas…quien no quiera este tipo de teatro, coño, que se quede en casa o busque una obra más adecuada, estilo Por los pelos.
El vacío del teatro fue una sorpresa, un regalo y un poco lástima, pq, aunque no fuese de mi agrado, entiendo el esfuerzo que supone una obra como esa…y no me gustaría ver las butacas vacías desde el escenario…
El título…¿Noche de reyes? ¿Por qué? Ya ves mi grado de concentración…¿era Enero? ¿se dijo? LO siento…es injusto hacer una crítica desde mi completo desconocimiento…mi cuerpo estaba en el patio de butacas, mi mente no…
Respecto a la actuación…la mejor llegó al salir del teatro, ¿no te parece? “Puedo prometer y prometo…”…juramentos y lágrimas de cocodrilo…un trolero sin el tea- delante….¿qué hay más falso que el teatro? Nosotros conocemos su nombre y su apellido, ¿verdad?
#2 by CAS on 27 febrero 2012 - 0:41
Soy Rafa. Estoy totalmente de acuerdo con Laura. Los chascarrillos me parecieron una tomadura de pelo y una cutrez indigna de Shakespeare, de los montajes de Eduardo Vasco y, si me apuras, de un escenario incomparable como el del Teatro Lope de Vega.
Un abrazo, amigo
#3 by victor on 28 febrero 2012 - 0:57
Aunque “oficialmente” sea una respuesta a Rafa por la estética del blog, en verdad va para los dos.
En primer lugar, no podemos perder de vista que el texto que teníamos delante, Noche de Reyes, no es ni Romeo y Julieta, ni Hamlet, ni ninguna de las grandes obras maestras del teatro clásico español; sino una obra menor del gran genio del teatro inglés, comparable (por ser un par de escalones inferior) por ejemplo a El remedio en la desdicha, la comedia morisca que hizo Lope y que nosotros sólo conocemos porque Mercedes de los Reyes nos la metió en su momento en su dossier. Y ya sabemos la tendencia de Eduardo Vasco a darnos a conocer otro tipo de textos más allá de los que acabo de nombrar; casi siempre lo ha hecho así, unas veces con más éxito y otras con menos. En este caso, me reitero que, para mí, con bastante.
Después, tampoco podemos olvidar (Rafa, esto sobre todo va para ti) que Noche de Reyes es una comedia, no un drama/tragedia como El castigo sin venganza, El caballero de Olmedo, La vida es sueño o, en menor medida, El pintor de su deshonra. Y en las comedias, tanto en las buenas como en las menos buenas y en las malas, hay situaciones cómicas, que puede que no luzcan tanto como las grandes escenas de los géneros teatrales antes mencionados (sobre todo en “El castigo” y en “El caballero”) pero que están ahí, y el teatro también vive de ellas.
Sobre los chascarrillos… a mí me hicieron gracia, aunque es respetable, por supuesto, que a vosotros no os gustaran; cuestión de preferencias. Pero al hacer vuestros comentarios creo que debéis tener en cuenta algo: no me he leído el texto original de Noche de Reyes, ni tan siquiera la traducción “oficial” al español (si la hay); pero usando la lógica, es más que probable que todas esas alusiones, chistes y letrillas (sobre todo en la escena de los borrachos) las introdujera Shakesperare, pero en inglés. Obviamente, el sentido del humor de los hijos de la Gran Bretaña no es el nuestro, y creo que si Eduardo las hubiese respetado tal cual (la exclusión de la escena de los borrachos habría sido un error) no las habría entendido ni Dios; con lo que es normal (por mucho que no se respete a Shakespeare) que, con mayor o menor efectividad (depende, repito, de los gustos) las haya adaptado a nuestra cultura más autóctona. Y, por supuesto, Rafa, creo que eres un poco injusto no al no gustarte, sino al calificarlas como “tomadura de pelo y cutrez”. Que no es para tanto, hijo 😉
El personaje de Viola, en efecto, ni mucho menos es mejor que la Doña Juana de Don Gil de las calzas verdes (ni tampoco esta Beatriz Argüello que aquella Montse Díez); hasta ahí podríamos llegar, jejeje; pero inevitablemente recuerda a ella, independientemente de quién escribiera su obra primero (para mí, el Don Gil como texto le da veinte mil vueltas a Noche de Reyes, que a nadie le quepa duda).
Yo también lamenté que no le dieran más papel a Daniel (supongo que en el siguiente montaje será); pero me reafirmo en que el trío Querejeta-Sendino-Iglesias, en este caso, hizo que al menos yo no me acordara tanto de él. Y Olivia… no es que la actriz sea mala, es que el personaje en sí es flojito.
Y sobre el título, el original es Twelfth Night, or What You Will (Noche de Epifanía o Lo que queráis/La duodécima noche, 1601). ¿Por qué Noche de Reyes? Te pongo, Lau, lo que he encontrado en la red:
“El título hace referencia a la velada número 12 desde la Nochebuena, es decir el 5 de enero, víspera del día de Reyes. Según la tradición, esta obra festiva se escribió para ser representada en esa celebración. Aunque los acontecimientos de la obra no transcurren en esa noche, lo cierto es que, como apunta José Ángel García Landa, durante esos doce días “se hacen cosas extrañas: se reúne la familia, se regalan cosas, se deja de trabajar, se trata la gente en pie de igualdad, se aparcan las diferencias irreconciliables por un tiempo, se desdibujan los papeles atribuidos a los sexos…”, elementos que se reconocen en la trama.
El título alternativo, “Lo que queráis”, es una invitación del autor a obrar para conseguir los propósitos propios, en opinión de Harold Bloom“. (Blog “Shakespeare Total”)
Es decir, que la “noche de Reyes” en verdad es la de tu amado cinco de enero, jejeje. No hay que dehar a un lado que a Shakespeare, según mi profesor de Inglés en 2º de carrera, le encantaba, por ejemplo, ubicar geográficamente sus obras a boleo… sin razón o justificación alguna. Supongo que para colocar este texto el día en el que los Reyes Magos visitaron al Niño Jesús y no hacer referencia directa (por mucho que se justifiquen en el blog antes citado) antes debió haber recibido la visita de alguna de sus “pajas mentales”…
#4 by CAS on 1 marzo 2012 - 1:06
Como siempre, tus documentadísimas y sólidamente argumentadas réplicas resultan admirables a la par que sumamente edificantes, enriquecedoras e ilustrativas sobre el asunto en cuestión.
Respecto al género de la comedia, creo que se me sigue atragantando. Me pasó con las dos obras de Moliére que vimos en el corral de Triana de Viento Sur y me pasó con la versión de El perro del hortelano de la CNTC. Creo que la única comedia que me ha gustado ha sido Las de Caín, de los hermanos Quintero, en el Teatro Español. Me pasa con este género lo mismo que con la poesía satírica: no me llega, no consigo tomármela en serio y me parece una frivolidad. Prefiero lo triste y lo trágico, que es más solemne y trascendente, y me aporta más, si es que lo otro (comedia y sátira) me aporta algo. Qué le voy a hacer: debo de ser un masoquista. Prefiero el humor y la comedia en sus manifestaciones y soportes más populares, vulgares y actuales (“Aquí no hay quien viva” es insuperable, y yo me quedo con eso antes que con Moliére, al que sigo sin tragar, muy a mi pesar, que conste-pido perdón a las altas esferas de lo académicamente correcto por proferir tamaña blasfemia-). Un abrazo, amigo. Firmado: Rafa.