Fernando Alonso prosigue con su remontada en el Mundial de Fórmula 1 al haber terminado segundo en el Gran Premio de Hungría, por detrás de Mark Webber pero por delante de Sebastian Vettel. El asturiano, además, se aprovechó del abandono de Hamilton por problemas de frenos con su McLaren, y se mete de verdad en la lucha por el título.
Un gran resultado para el asturiano, cuyo Ferrari se mostró durante todo el fin de semana muy por debajo de las prestaciones de los Red Bull; pero que supo aguantar durante más de 30 vueltas a un Vettel con un coche mil veces más rápido que el suyo. Aunque el verdadero triunfador del día no ha sido otro que Webber. El australiano consiguió un inesperado doblete: victoria y liderato del Mundial, tras una carrera en la que, al principio, apenas si soñaba con ganar.
Porque Webber no salió nada bien. Desde el segundo puesto y, por tanto, desde la “zona sucia” de la pista, fue rebasado por un Alonso que salió como un ciclón y que a punto estuvo también de adelantar a su compañero Vettel. Webber se tuvo que conformar de inicio con la tercera plaza tras el asturiano, mientras que Vettel no dejaba de poner tierra de por medio.
Todo hasta que en la vuelta 16 se produjo el primer gran momento clave. El “safety car” salió -según Carlos Sainz en Telecinco por la presencia en pista de un trozo del alerón del Force India de Vitantonio Liuzzi- y la parrilla prácticamente al completo, como suele pasar en estos casos, se dirigió a los boxes para el cambio de neumáticos. Aunque no entraron todos; Mark Webber decidió quedarse en pista para jugar con una estrategia diferente: “explotar” al máximo sus neumáticos blandos y entrar algunas vueltas más tarde. Una decisión que, a la larga, le dio la victoria.
Pero con el coche de seguridad fuera pasaron muchas cosas. Para comenzar, Kubica arrolló a Sutil cuando acababa de realizar su parada y el alemán entraba en su “box” -los boxes de Renault y Force India están colocados de forma correlativa-, posiblemente por culpa de los mecánicos de Renault, quienes le dieron la salida antes de tiempo. Ello le costó posteriormente una penalización con un “stop and go” de diez segundos.
Y además la rueda trasera del Mercedes de Rosberg, defectuosamente colocada, salió primero rodando y luego volando por los aires, con la gran suerte de no darle absolutamente a nadie, lo que podría haber causado una verdadera tragedia. Fue el primer acontecimiento negativo para Mercedes, en un día absolutamente nefasto para la escudería alemana, que vio cómo Schumacher fue, después de la carrera, sancionado con diez posiciones en la parrilla para el Gran Premio de Bélgica por una maniobra sobre Barrichello en las últimas vueltas que rozó la antideportividad más absoluta.
No obstante, la polémica no acabó con los accidentes en el “pit lane”. Justo antes de relanzarse la carrera, con Webber primero y Vettel segundo, el alemán se dedicó a ralentizar más de la cuenta el ritmo tanto suyo como de los que venían por detrás mientras su compañero de escudería se iba por delante. Ello provocó que Vettel superara la distancia máxima que debe haber entre un coche y otro en estos casos, lo que le terminó costando un “drive through” que le sentó muy, pero que muy mal.
No era para menos. Vettel cumplió su sanción y salió por detrás de Alonso, aunque tampoco por excesivo tiempo. El asturiano soñaba con dar caza a Webber cuando éste hiciera su parada, pero héte aquí que el australiano estiró de tal forma su entrada en boxes que no lo hizo hasta la vuelta 42, cuando las previsiones de las escuderías indicaban que los neumáticos blandos no iban a durar más de 20-25 vueltas.
Webber se dedicó a “machacar” la tabla de tiempos de vuelta rápida, sacando una ventaja que le permitió salir con algo más de cuatro segundos sobre Alonso y sobre Vettel, que había dado alcance al Ferrari del asturiano. Por entonces los tres pilotos que luchaban por la victoria habían recibido la excelente noticia del abandono del hasta esta tarde líder, Hamilton.
La emoción se centró principalmente de ahí en adelante en el duelo entre Alonso y Vettel, quien con un coche como dos o tres segundos más rápido que el Ferrari no era capaz de adelantar al “Nano”. Fernando aguantó perfectamente al joven alemán hasta asegurarse una segunda plaza realmente valiosa, tras un fin de semana en el que, vista la superioridad de los Red Bull, en principio lo máximo a lo que podía aspirar era al tercer puesto.
Y otro de los destacados, en este caso para los intereses patrios, fue Pedro Martínez de la Rosa. El barcelonés de Sauber, en su circuito talismán -aquí logró en 2006 a bordo de un McLaren el único podium de su carrera-, consiguió el mejor resultado de la temporada con un séptimo puesto, inaugurando su casillero de puntos después de una carrera magistral y, por una vez, sin problemas mecánicos de ningún tipo. Jaime Alguersuari, por su parte, rompió el motor de su Toro Rosso en la segunda vuelta, mientras que los Hispania de Bruno Senna y Sakon Yamamoto al menos lograron acabar.
El campeonato se pone muy interesante antes del parón del mes de agosto: Webber es líder con 161 puntos, 4 más que Hamilton y 10 más que Vettel. Button es cuarto con 147 puntos; y Alonso, 5º con 141, tan sólo a veinte puntos de la cabeza, menos de una carrera cuando todavía faltan nada menos que siete para terminar. Todo está al rojo vivo. ¿Al rojo de Ferrari? Ojalá.
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