Eurobasket: España completa el ciclo con un histórico oro


FINAL DEL EUROBASKET 2009

ESPAÑA 85-SERBIA 63

ESPAÑA: Rubio (10), Navarro (12), Rudy (13), Garbajosa (3) y Pau Gasol (18) -quinteto inicial-, Raúl (2), Marc Gasol (6), Reyes (7), Llull (5), Mumbrú (0), Cabezas (7) y Claver (2).
SERBIA: Tepic (2), Teodosic (5), Tripkovic (15), Krstic (12) y Velickovic (15) -quinteto inicial-, Perovic (4), Macvan (0), Popovic (1), Paunic (1), Bjelica (0), Markovic (2) y Raduljica (6).

ÁRBITROS: Brazauskas (Lituania), Voreadis (Grecia) y Bachar (Israel). Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Final del Eurobasket 2009, disputada en el pabellón Spodek, de Katowice. En el palco, entre otros, estaba la Infanta Elena y Jaime Lissawetzky, Secretario de Estado para el deporte.

España, con Pau Gasol a la cabeza, campeona de Europa. Foto: As.com

España, con Pau Gasol a la cabeza, campeona de Europa. Foto: As.com

La selección por fin se quitó la espina de la derrota sufrida en Madrid hace dos años frente a Rusia. Los jugadores españoles confirmaron los pronósticos y, con una brillantez pocas veces vista en la alta competición -sólo durante las primeras versiones del “Dream Team” y durante el campeonato del mundo de Japón 2006-, se han hecho con el primer oro de su historia en un Eurobasket.

Seis platas, seis, adornaban el palmarés español en los campeonatos europeos; pues bien, esta maravillosa generación, con el oro conseguido en Polonia, no sólo suman el primer título continental para el baloncesto nacional, sino que completan de forma sobresaliente un ciclo casi de matrícula de honor: desde 2006 este equipo ha sumado un oro mundial, otro europeo, una plata continental, y la no menos histórica olímpica hace poco más de un año.

Y eso que hoy tenía enfrente a su verdugo en el estreno del torneo, Serbia, un equipo joven pero acostumbrado a ganar. No obstante, este grupo había conseguido hacerse con todos los títulos en categorías inferiores desde que compiten juntos, y posiblemente en los próximos años continúen peleando por las medallas y, quién sabe, igual también por los títulos.

Pero a los serbios hoy no les tocaba, porque tenían enfrente a un equipo que, como ya sabíamos, no se parecería en nada a aquél que deambuló por la pista hace dos semanas. La voracidad del equipo español, sediento de triunfos y con el acicate de la revancha por aquella derrota, se puso de manifiesto desde el salto inicial, ganado por Pau Gasol. Desde ese momento daba comienzo una exhibición como pocas se han podido ver en un parket a lo largo de la historia del baloncesto.

Marc, Navarro, Garbajosa y Llull, celebrando una de las jugadas. Foto: Marca.com

Marc, Navarro, Garbajosa y Llull, celebrando una de las jugadas. Foto: Marca.com

España comenzó arrasando desde fuera y desde dentro; en su propia zona y en la contraria. En ataque los triples de Navarro, Ricky Rubio y Garbajosa martilleaban la defensa serbia desde más allá de 6,25; mientras que por dentro mandaba, como casi siempre, Pau Gasol. Por si fuera poco, el único déficit del partido de ayer frente a Grecia, el rebote defensivo, quedó subsanado desde el principio con un gran Gasol y, posteriormente, con un enorme Felipe Reyes; mientras que Ricky Rubio, por tercer partido consecutivo, era el “perro de presa” del base rival, en este caso un Teodosic que, al igual que Spanoulis y que Tony Parker, acabó harto del brillantísimo marcaje del joven jugador del Barça. Resultado de todo ello: 20-7 a los 8 minutos, tras un triple de Rudy Fernández y una canasta en contraataque de un no menos grande Raúl López, segundo base del equipo hoy. El primer parcial acabó 24-14, todo un síntoma de lo que estaba sucediendo en la cancha.

Al volver del minidescanso se produjo el único momento de incertidumbre para los jugadores de Scariolo en todo el partido: el exceso de ardor defensivo hizo que España llegara al bonus en apenas un minuto; pero afortunadamente los colegiados mantuvieron la rigurosidad también en la otra zona, y de nada le valió a los balcánicos el disponer de tiros libres durante casi todo el cuarto. Es más, el grado de virtuosismo alcanzado por el equipo español en este cuarto hizo que, por un momento, no se supiera a ciencia cierta si estábamos en Katowice o en el Fórum de Inglewood, porque el juego de la selección, salvando las diferencias, era similar al “showtime” de los Lakers de la década de los 80: Ricky Rubio parecía “Magic” Johnson; Rudy era el “alter ego” de Byron Scott; Felipe Reyes se transformó por momentos en un clon de James Worthy; y Pau, idem de uno de sus actuales entrenadores en los Lakers, Kareem Abdul-Jabbar. A dos minutos del descanso, un triplazo de Ricky Rubio sobre la bocina colocó una diferencia de 21 puntos, 43-22, ampliada hasta el 52-49 con el que se llegó al descanso, después de una espectacular canasta fabricada desde su propia zona entre Garbajosa y Pau Gasol, con sólo tres segundos para hacerla.

En la segunda parte los serbios sacaron un poco el orgullo, y reaccionaron gracias a Krstic, uno de los pocos que lograron destacar en los balcánicos, quienes redujeron la diferencia a 14 puntos, 58-44; un parcial cortado con tres buenas defensas y dos canastas de Marc Gasol y Rudy. Era el tiempo para “los otros”, incluyendo un Carlos Cabezas a Scariolo premió por su importante labor realizada en este campeonato. El nuevo pupilo del técnico italiano en el Khimki, pese a salir con el partido resuelto, tuvo una actuación brillante, siendo sus acciones lo mejor de los minutos que restaban, en los que la diferencia a favor de España nunca bajó de los veinte puntos. La cuenta de puntos de nuestra selección no pudo terminar de mejor forma, con un alley-hoop para el joven Claver, que posibilitó que el joven jugador del Valencia Basquet también tuviera su cuota de disfrute.

Al final, 85-63, y fiesta total y absoluta en el parquet por parte de todo el grupo de jugadores -al que también quiso sumarse el ausente Calderón, que ha hecho las veces de comentarista televisivo-, técnicos, masajistas y recuperadores. Porque este histórico triunfo es de todos. Las lágrimas de Pau Gasol se trocaron en sonrisas cuando el mejor jugador de la historia del baloncesto español recogió su medalla, y cuando fue nombrado “MVP” del torneo. El de los Lakers -a quien Scariolo hizo que, en el último cuarto, se despidiera en loor de multitudes- y Rudy fueron incluidos en el quinteto inicial del torneo, completado por el griego Spanoulis, el serbio Teodosic y el esloveno Erazem Lorbek.

Y, por último, en el podium ni tan siquiera faltó el guiño a la candidatura de Madrid 2016, justo lo que faltaba en una fiesta, la de los jugadores, que no había hecho más que empezar.

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