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Tres veces en un solo día

El deporte español sigue con su extraordinario estado de gracia; tanto es así que ayer la “Marcha Real” sonó ni más ni menos que tres veces, para homenajear a tres grandes figuras de las tres principales especialidades sobre ruedas: Fernando Alonso, Alberto Contador y Jorge Lorenzo (en orden cronológico).

Alonso ganó diez carreras después
Todo comenzó en el GP de Alemania de Fórmula 1, en el circuito de Hockenheim. Allí Fernando Alonso se hacía con su segundo triunfo del año, tras el obtenido en la cita inaugural en Bahrein. Tras su segunda plaza en la sesión de clasificación, Fernando se enzarzó con Vettel en una cruenta batalla -deportiva- en la salida, de la que resultó vencedor. Lo que nadie esperaba era que Felipe Massa aprovechara la tesitura para pasarlos a los dos y situarse en cabeza.

El brasileño comenzó a marcar un ritmo endiablado que le hizo mantener su privilegiada posición ante Alonso, ya que Vettel estaba a raya. Pero mediada la prueba Massa empezó a flojear, y tanto Alonso como Vettel se le acercaban visiblemente. Fue ahí cuando surgió la polémica. Desde Ferrari “sugirieron” al brasileño que no opusiera resistencia ante un ataque de Alonso informándole de que el asturiano venía visiblemente más rápido. Massa, que estaba nada menos que a 31 puntos de Alonso hasta ayer, se cabreó y acató la decisión del equipo… frenando brusca y visiblemente a la salida de una curva en la vuelta 49.

El elevado ritmo de Alonso quedó de manifiesto en las vueltas que restaban, mientras que Massa evidenció su flojedad al estar a punto de ser alcanzado por Vettel. Dio igual. La prensa inglesa -cuando no son los franceses son los ingleses- se cebó, cómo no, con el asturiano y con Ferrari por las “órdenes de equipo”. Como si en el resto de la parrilla -empezando por McLaren- no actuaran igual en situaciones similares. La infantil actitud de Massa le costó al equipo una multa de 100 mil dólares y una posible -que no probable- descalificación para ste gran premio de ambos pilotos en el próximo Consejo Mundial de la FIA.

Pero lo verdaderamente importante es que Ferrari “ha vuelto”, lo que hace que la diferencia de 34 puntos que separan a Fernando Alonso de Lewis Hamilton -4º ayer- a falta de 8 carreras no sea ni mucho menos insalvable. Se puede soñar -si la FIA no sigue “metiendo” la mano- con el tercer título mundial.

Contador reina por tercera vez en París
La segunda vez que se pudo escuchar el himno nacional fue en los Campos Elíseos. Poco antes de las seis de la tarde Alberto Contador recibía, de forma oficial, su tercer maillot amarillo en la capital francesa, el que verdaderamente cuenta, en definitiva.

Es la quinta victoria consecutiva de un español en el Tour de Francia, y la 13ª en total: 5 de Miguel Indurain (1991 a 1995), 3 de Contador (2007, 2009 y 2010) y una de Federico Martín Bahamontes (1959), el malogrado Luis Ocaña (1973), Perico Delgado (1988), Óscar Pereiro (2006) y Carlos Sastre (2008).

Cierto es, como hemos venido comentando a lo largo de la semana, que el pinteño, más conservador que otros años, ha sufrido más de lo que hubiese debido para hacerse en 2010 con la victoria. Contador deberá cuidar bastante más su preparación para 2011, sobre todo si al señor Andy Schleck le da por mejorar de verdad contra el reloj. Pero pese a todo, lo que ahora mismo importa verdaderamente es que el de Astaná, con sufrimiento o sin él, se ha vuelto a hacer con la “Grande Boucle”. Y ya van tres.

Lorenzo, el mejor también en Laguna Seca
Y la fiesta española terminó con el GP de Estados Unidos de MotoGP. Un imparable Jorge Lorenzo sumó su sexta victoria del año en el peculiar circuito californiano de Laguna Seca, por delante de Casey Stoner y de un excepcional Valentino Rossi.

No obstante, no fue una carrera demasiado brillante en general para los españoles, ya que Álvaro Bautista, Héctor Barberá, Dani Pedrosa y Aleix Espargaró tuvieron que abandonar por diferentes motivos. Especialmente doloroso fue el de Pedrosa, quien tras otra enorme salida lideraba la carrera con comodidad por delante de Lorenzo y de Stoner, pero en la vuelta 11 (de un total de 32) sufrió una caída que le dejó fuera de carrera y, lo que es peor, a 72 puntos ya del líder mallorquín.

Lorenzo se limitó, desde entonces, a rodar “plácidamente” hasta la bandera a cuadros, y la emoción estuvo realmente en la lucha por el tercer lugar del podium. Cuando todo parecía indicar que Dovizioso sería quien lo ocuparía, Rossi -aún renqueante de sus lesiones y en un circuito que, por sus características, no le venía nada bien en su estado- sacó fuerzas no se sabe de dónde y con unos bríos propios del gran campeón que es alcanzó a su compatriota y lo rebasó a cinco vueltas, pudiendo mantener su posición hasta el final.

Tan grande fue la casta y la exhibición de “Il Dottore” que los responsables del podium “quisieron homenajearle”… haciendo sonar el himno de Italia en vez del de España. Una cagada que se convirtió en la anécdota del día, y que afortunadamente supieron subsanar -a diferencia de, por ejemplo, los franceses en el Tour 2009- en pocos segundos, mientras que Lorenzo y Rossi se lo tomaban de buen humor.

En resumidas cuentas, que no es nuestra intención sacar pecho de manera deliberada; pero cuando dentro de algunos años vuelvan las vacas flacas (que en algún momento tendrán que volver) posiblemente echemos la vista atrás a este final de la primera década del siglo XXI; un período en el que el éxito de España en las principales disciplinas deportivas no está teniendo parangón con ninguna otra época de nuestra historia. Y que dure.

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Sufriendo mucho, sí; pero el tercer Tour de Contador está en el bote

Alberto Contador tenía más razón que un santo al afirmar ayer que le quedaba una hora de mucho sufrimiento. El madrileño del Astaná -salvo grave e improbable percance- se va a llevar mañana su tercer Tour de Francia -y quinta gran vuelta- por tan sólo 39 segundos. Contador únicamente le ha sacado 31 a su rival, Andy Schleck en la CRI de 52 km entre Burdeos y Pauillac; suficientes para ganar un año más la “Grande Boucle” pero muchos menos de los que debería haberle sacado en circunstancias normales. Es el primer Tour que se llevará el de Pinto sin haber vencido al menos en una etapa.

Por su parte a Samuel Sánchez le ha sido imposible mantener su posición de podium ante un Denis Menchov que ha ido bastante más fuerte a lo largo del recorrido. El “ruso-navarro”del Rabobank ha terminado aventajando en la general al asturiano en 1:39, tras una etapa que, como se esperaba, ha ganado Fabian “Espartaco” Cancellara.

El suizo del Saxo Bank, el mejor especialista del mundo contra el reloj -para mí el más potente y más regular desde la época de Miguel Indurain-, salió muy tempranito y marcó un tiempo de 1 hora y 56 segundos, batiendo a los alemanes del Columbia Tony Martin y Bert Grabsch.

Desde la salida se vio claro que Contador no iba demasiado bien. La posición sobre la bicicleta era buena y la cadencia de pedaleo, en apariencia, también; pero los pequeños gestos que frecuentemente iba haciendo -tocarse el casco, girar la cabeza más de la cuenta- no inspiraban nada positivo. Así, en el kilómetro 18, marcó un tiempo excesivamente alejado de la cabeza… y dos segundos superior al de Schleck.

Poco después el luxemburgués, según el GPS, se puso a tan sólo otros tantos segundos del español en la general. La crono era muy larga y quien más quien menos esperaba que la condición de mejor especialista de Alberto se terminar imponiendo; y así fue, pero con una progresión muy a cuentagotas. Seis segundos al paso por el kilómetro 36; 17 a falta de seis kilómetros; y 31 en la meta. Eso sí, a 5:43 de Cancellara; demasiado.

No es plan ahora de ponerse pesimistas cuando Contador -que en el podium a punto estuvo de derrumbarse debido a la tensión de la etapa y a la emoción del momento-, a falta del “paseo” por los Campos Elíseos, ya es más que virtual ganador de su tercer Tour de Francia; lo que le reafirma como el gran dominador de las grandes vueltas en los últimos años.

Además, el triunfo del madrileño supone un nuevo gran éxito de nuestro deporte, que está completando un verano inmejorable: Roland Garros -aunque esto fue más bien a finales de la primavera-, Wimbledon y el nº 1 con Rafa Nadal; el inolvidable y recientísimo Mundial de fútbol con “La Roja”; y, no lo olvidemos, el título de la NBA ganado por los Lakers de un Pau Gasol vital para los suyos. A todo ello le acompaña el nuevo éxito de Contador en las carreteras francesas; y me atrevería a decir que ningún país a lo largo de la historia ha conseguido un pleno como el del deporte español en los meses estivales de 2010.

Ahora bien, de cara al futuro sería de necios no entrar a analizar las causas de tan ajustada victoria. Para futuras ediciones del Tour y futuras carreras -por si sonara la flauta y le diera por correr de nuevo la Vuelta, por ejemplo-, Alberto ya tiene “deberes”: volver a recobrar sus notables prestaciones de antaño contra el reloj.

Contador nunca ha sido un super especialista, eso es cierto; pero en las cronos importantes de las grandes vueltas -salvo en la última del Tour 2007- siempre ha dado la talla. Ahora bien, sus actuaciones de este año en el Dauphiné Liberé -donde perdió más de un minuto con un “segunda fila” como Brajkovic– y, sobre todo, en la crono de esta tarde nos hacen ver que su nivel en este tipo de etapas ha experimentado en 2010 una regresión “cuasi” alarmante.

Lo de hoy no ha ocurrido por una mejora de Andy Schleck, en absoluto; sino por el bajonazo de un Alberto que, en circunstancias habituales suyas, no puede perder jamás en la vida casi seis minutos por mucho que Cancellara sea quien es en la disciplina, ni por mucho que el viento le soplara de cara con una intensidad bastante fuerte en la segunda parte del recorrido.

Esa ha sido realmente la clave de tanto sufrimiento; y no esperar o dejar de esperar a Fulanito o a Menganito en según qué momentos, o no poder despegar a Schleck en la alta montaña. La progresión del luxemburgués cuando la carretera se empina ha sido la lógica en un escalador como él; pero la lucha de hoy ha sido tan igualada simple y llanamente porque Contador, en las cronos largas, está en la presente temporada muy, pero que muy por debajo de su nivel.

De todos modos tampoco nos cebemos mucho con él. Dejemos disfrutar del momento a todo un tricampeón virtual de la más grande carrera ciclista por etapas del calendario mundial. Un tercer triunfo que, poco a poco, le va acercando ya de forma seria a los pentacampeones Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain; y un tercer triunfo que, de la forma en la que se ha producido, nos hace pensar que tenemos campeón para muchos años más. Porque si Andy Schleck tiene margen de mejora, el Contador de este año -que todavía es, hasta cierto punto, bastante joven- también.

Felicidades, Alberto; felicidades, tricampeón.

P.D: Sobre las reflexiones acerca del “nuevo ciclismo” se han dicho y se continuarán diciendo tantas cosas que yo, personalmente, prefiero no extenderme mucho; nada nuevo aportaría. Básicamente porque, más allá de las discutibles formas empleadas por ciertos especialistas y profesionales del ciclismo -por ejemplo un Carlos Sastre que, en mi opinión, debería si no retirarse sí al menos dejar de correr el Tour ya que se ve que no puede dar más de sí-, estoy de acuerdo con lo que, de forma casi unánime, se está comentando. Aún así, puedo asegurar que la afición la seguiré manteniendo; y la prueba más fehaciente es que la tarde-noche del próximo día 28 de agosto, salvo causas de fuerza mayor, pienso estar en las calles de Sevilla para ver “in situ” el inicio de la Vuelta a España.

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El Tour, virtualmente sentenciado a favor de Contador

Se superó la gran jornada pirenaica del Tourmalet y la igualdad en la general entre Alberto Contador y Andy Schleck sigue siendo la nota predominante. Igualdad en lo que a tiempos se refiere, porque por lo demás el de Pinto, muy superior a su rival en la lucha contra el crono, casi se puede decir que ha sentenciado el Tour a falta de la contrarreloj larga y llana del próximo sábado. Schleck, en connivencia con su amigo y al mismo tiempo rival, ha ganado la etapa, pero en ningún momento ha podido soltar de rueda al madrileño.

Esta tarde la igualdad se ha mantenido en el gran coloso pirenaico, pero no por falta de combatividad, precisamente. Desde las rampas del Marie Blanque ya se veía que esta etapa iba a ser para los de la general, ya que esta vez el pelotón no dejó demasiado tiempo de ventaja a los escapados del día. Sin embargo, la parte inicial de la jornada nos dejó un buen susto con la fuerte caída de Samuel Sánchez. El asturiano, después de unos instantes de verdadero dolor, pudo reemprender la marcha y acabar la etapa incluso sacando algo más de tiempo a Mechov, pero habrá que estar a la espera de las pruebas que se le realizarán desde esta misma noche.

En el Soulor la carrera siguió endureciéndose gracias al Saxo Bank; y al pie del Tourmalet la escapada, mantenida por el esfuerzo del ruso del Katusha Kolobnev, ya estaba moribunda. A diez kilómetros de la meta se produjo el momento decisivo: Andy Schleck lanzó un furibundo ataque, al que sólo pudo responder Alberto Contador. El pinteño se agarró pronto a la rueda del luxemburgués, y ambos comenzaron a distanciar progresivamente a un grupito en el que iban Samuel, Menchov, Van den Broeck y Joaquim “Purito” Rodríguez, que está completando un Tour sensacional.

Schleck no cejó en su empeño en ningún momento, pero soltar a Contador le fue imposible. Alberto incluso le atacó a 3 kilómetros de la cima, sin conseguir dejarle pero “marcando” territorio. Ambos, con el apoyo de un público enfervorecido -y tremendamente impertinente en ciertos momentos-, llegaron hasta arriba juntos; y ambos se repartieron el botín. Contador premió el mayor esfuerzo de su rival en la ascensión y, consciente de que el Tour no se le debe escapar ya, no le disputó la etapa al de Saxo Bank. Segunda victoria para él en el presente Tour -la anterior fue en Morzine-Avoriaz-; pero la victoria en la general, si nada lo remedia, debe ser para el español.

Por detrás el “Purito” acabó por abandonar a sus compañeros de grupo, y terminó tercero la etapa a 1:18; mientras que Samuel pudo dejar en los últimos metros a Menchov y sacarle ocho segunditos más. Bravo por el del Euskaltel, aunque los 21 segundos que le saca en la general al ruso-navarro del Rabobank se antojan insuficientes por la condición de notable especialista contra el crono del ruso.

Ocho segundos, pues, continúan separando al maillot amarillo del segundo en la general; ocho segundos que no son nada pero que, al mismo tiempo, constituyen todo un mundo. Porque si nada raro ocurre los 51 kilómetros llanos que separan Burdeos de Pauillac deberían propiciar un destacado y significativo aumento de dicha distancia a favor de Alberto, a imagen y semejanza de lo que ocurrió en el Giro de 2008 entre el propio Contador y Riccardo Riccò.

Allí el de Astaná llegó a la crono final en Milán tan sólo con 4 segundos sobre el escalador italiano, pero tras cruzar la meta en la capital lombarda la distancia se vio incrementada en 1 minuto y 53 segundos adicionales; y más o menos lo mismo se espera que ocurra en la presente edición del Tour.

Mañana habrá un “paseíto” de 190 llanísimos kilómetros entre Salies-De-Béarn y Burdeos. Será una jornada de relax en vísperas de la última batalla, camino de Pauillac. Allí habrá dos luchas a dos bandas: Contador y Schleck por el maillot amarillo; y Samuel Sánchez y Menchov por el podium. En esta última, no obstante, podría colarse un buen contrarrelojista como Van den Broeck; aunque el belga del Silence tendrá muy difícil recuperar los casi dos minutos que le saca el asturiano del Euskaltel. Veremos cómo se resuelve todo.

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Tregua total con los grandes colosos pirenaicos como testigos

Se esperaba mucho de la penúltima etapa pirenaica. Mañana se cumplen justo cien años de la primera gran jornada de montaña de la historia del Tour en los Pirineos, y por ello la organización preparó una super etapa, la 16ª de la presente edición entre Bagnères de Luchon y Pau, muy similar a aquélla que, en 1910, transcurrió entre Bagnères y Bayona.

Entre medias, el Peyresourde -de salida-, el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque; y pese a que desde la cima de este último gran coloso había 61 kilómetros hasta la meta, el terreno invitaba a que un Andy Schleck teóricamente rebosando rabia por lo de ayer intentara reventar la carrera.

Pero qué va… Después de una salida pletórica y tremendamente guerrera en la que Samuel Sánchez sufrió mucho en el Aspin, los grandes de la general se reagruparon y pasaron el Tourmalet y el Aubisque sin plantear batalla, llegando a Pau cómodamente instalados en el gran grupo. ¿Lamentable? En mi opinión, sí. Vale que la distancia de bajada y llano hasta Pau era considerable, pero joder, que quien no se la juega no obtiene premio. Y con el pobre espectáculo que hemos visto en la mayoría de las etapas de este Tour, haber desaprovechado este pedazo de recorrido es, cuando menos, para que la dirección de la carrera les mande a los equipos algún tipo de aviso.

Especialmente decepcionante ha estado Andy Schleck. Parecía que el “PeZqueñín” de la saga -como le llama Andrew, de El blog del dxt– iba a lanzar un ataque de los de los campeones de antaño, buscando conseguir unas diferencias que, unidas a las posibles de pasado mañana, le permitieran afrontar la contrarreloj con garantías sobre Contador. Iluso de mí…

Me hace una tremenda ilusión que, como corredor español que es, pueda ganar Alberto su tercer Tour -quinto seguido para España-, y me alegra la reconciliación pública que han tenido Schleck y él después de la polémica de la etapa de ayer; pero si eso repercute en el espectáculo de la carrera… malo, pero que muy malo.

Como Andy no lo remedie pasado mañana en el Tourmalet -teniendo en cuenta que en la crono le debe caer “la del pulpo”- va a ser el Tour ganado por el de Pinto de forma más cómoda. Sí, más que el del año pasado, en donde arrasó. ¿Por qué? Pues porque no le ponen en dificultades para nada; sólo con demarrajillos esporádicos. De todos modos, reitero lo que vengo comentando en estos días: no es Alberto quien tiene necesidad de atacar, sino Schleck y Saxo Bank. Si no lo hacen, allá ellos; pero luego que no se quejen si Alberto se vuelve a subir el domingo a lo más alto del podium en París.

En fin, que ante la “huelga” de los principales corredores de la general, el interés de la etapa estuvo en los escapados, entre los que estaba un Lance Armstrong que, después de caerse día sí día también, y después de arrastrarse por la general, quiso dejarse ver, y lo consiguió. El antaño gran campeón -a cuya imagen no le ha beneficiado para nada su retorno a la competición- fue el nombre más ilustre de un grupito compuesto, además, por los españoles Carlos Barredo y Rubén Plaza, los franceses Cristophe Moureau, Pierrick Fedrigo y Sandy Casar, el italiano Damiano Cunego, el compañero de Armstrong Chris Horner y el belga Van de Walle.

De todos ellos el gran protagonista fue Barredo. El asturiano del Quick Step se la jugó a 44 kilómetros de la meta, y pareció durante muchos kilómetros que llegaría victorioso a Pau; pero en el último tramo Moureau se puso a tirar para su compañero en Caisse D´Epargne Rubén Plaza, y Barredo fue alcanzado sobre el arco del último kilómetro. Una verdadera injusticia, pero qué se le va a hacer. El sprint del grupo lo ganó Fedrigo, que consiguió la sexta victoria francesa en el Tour, y la segunda consecutiva para su equipo, el Bouygues Telecom, tras la de Thomas Voeckler hace 24 horas.

Mañana es el segundo día de descanso; y el jueves, la última gran etapa de montaña: 174 kilómetros entre Pau y el Tourmalet, con el Marie-Blanque y el Soulor, ambos de 1ª, entre medias. Será la segunda vez que la “Grande Boucle” llegue a la cima del gran coloso pirenaico en un final de etapa. Cierto es que en otras ediciones ha habido diversas jornadas que han desembocado en el Tourmalet; pero con la meta en La Mongie, la estación de esquí situada a 4,5 kilómetros. En 1974 -año de la última victoria en la general de Eddy Merckx- ganó el francés Jean-Pierre Danguillaume; veremos qué es lo que sucede en 2010, aunque de lo que estoy seguro es de que, esta vez sí, Andy Schleck se la tiene que jugar. Ojalá ello sirva para que, por fin, veamos ciclismo del bueno.

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Contador, líder del Tour tras la avería de Andy Schleck

Alberto Contador ya manda en el Tour de Francia, aunque tan sólo sea por ocho segundos y después de aprovechar la mala suerte de Andy Schleck. Al pequeño de los dos hermanos luxemburgueses se le salió la cadena de su bicicleta -probablemente fruto de un mal cambio de desarrollo- cuando atacó a falta de poco menos de dos kilómetros para la cima del col de Balès, y perdió unos segundos preciosos en el cambio de máquina.

Contador, Samuel Sánchez y Denis Menchov dieron continuidad al ataque de Schleck, y se marcharon hacia la cumbre sin esperar al luxemburgués, coronando Balès con 20 y pocos segundos sobre el de Saxo Bank.

Mientras el campeón francés Thomas Voeckler -escapado desde el kilómetro 90- se marchaba camino de la victoria en Bagnères de Luchon, los tres aprovecharon su habilidad en los descensos para aumentar la distancia en la meta a 39 segundos, que le han dado el liderato al madrileño por tan sólo ocho. Mala suerte para Andy, que entró en meta sumamente decepcionado por haber tenido que ceder la preciada prenda de líder. Cosas de las carreras, pese a que a buen seguro habrá quien quiera crear polémica con lo sucedido; una polémica en mi opinión totalmente fuera de lugar.

¿Estaba obligado Contador a esperar a su rival? En absoluto. De haberlo hecho habría sido un gesto tan caballeroso como francamente estúpido, por dos razones: 1) Andy -junto a su “coequipier” de lujo Cancellara- no hicieron lo mismo con el de Pinto cuando, en la etapa del pavés, las averías y las caídas ajenas posibilitaron que Contador se quedara cortado; y 2) hoy la lucha estaba ya bien lanzada cuando Schleck sufrió su avería, y no me consta que ni Samuel ni Menchov, tercero y cuarto respectivamente de la general a un par de minutos, hubiesen compartido con Alberto la hipotética idea de la detención por presunto “fair play”; lo que habría podido comprometer parte de su ventaja sobre ellos en la clasificación. Por no hablar también de que al señor Schleck ya se le “ha salvado la vida” una vez, en la segunda etapa cuando Cancellara “impuso” la detención del pelotón después de que los dos hermanos se cayeran y perdiesen en el trance más de tres minutos.

Así es el ciclismo, y así es el deporte. Esta vez le ha tocado a Andy, quien tiene motivos de sobra para estar cabreadísimo, pero con la Diosa Fortuna y no con el español de Astaná, que ahora le saca ocho segundos en la general. Samuel Sánchez, por su parte, está a dos minutos del liderato; y Menchov, a 2:13. El hermano pequeño de la saga tendrá la oportunidad en próximas jornadas de sacar toda la rabia que debe llevar dentro y transformarla en energía.

Por ejemplo, en la de mañana, que constará de 186 kilómetros entre Bagnères de Luchon y Pau, con el Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet -que será final de etapa el jueves- y el Aubisque; casi nada al aparato. La pena -o no, dependiendo como casi siempre de cómo se lo tomen los ciclistas- es que la cima del último de estos grandes colosos se encuentra ubicada a 61 kilómetros de la meta. Aún así, un verdadero etapón.

P.D. 1: Habló el que faltaba por hablar; precisamente él.

http://www.marca.com/2010/07/19/ciclismo/tour_francia/1279560493.html

Con todos mis respetos, Lance, retírate ya; es lo mejor que puedes hacer después de estar arrastrándote por la carretera y de caerte hasta en los tramos neutralizados. Das pena dentro y fuera de la carretera.

P.D. 2:

http://www.marca.com/2010/07/19/ciclismo/tour_francia/1279552771.html

Alberto, ni te arrastres ni te dejes comer la moral, porque no sólo no has hecho nada malo sino que, además, el “perjudicado” en la etapa de hoy -como pasó en la etapa del pavés- habría obrado exactamente de la misma forma.

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Contador y A. Schleck juegan al gato y al ratón en Ax 3-Domaines

El Tour de Francia entra en su período decisivo, y lo que se ha visto en la primera de las cuatro etapas pirenaicas ha sido un tanto extraño. Finalizado el bloque de los Alpes, y con el debido respeto a corredores como Samuel Sánchez o Menchov, quedó bastante claro que la “Grande Boucle” es cosa de dos; los dos primeros el año pasado y los dos hombres que, probablemente, continúen dominando en posteriores ediciones: Alberto Contador y Andy Schleck.

Treinta y un segundos a favor del luemburgués les separan al comenzar la parte de los Pirineos; una distancia aparentemente insignificante para Schleck porque, sobre el papel, Contador debe meterle una buena cantidad de tiempo en la contrarreloj final. Schleck, pues, está obligado a atacar para incrementar el tiempo que dispone sobre Contador; pero lo que ha ocurrido hoy en Ax 3-Domaines nos ha dejado a todos un poco perplejos, quizás más por lo inusual de la maniobra en cuestión que por otra cosa.

Con el francés Christophe Riblon escapado en busca de la victoria de etapa que acabaría consiguiendo, por detrás el Astaná, como en los Alpes, tensaba la carrera de forma notable, preparándole el terreno a un Contador que, realmente, no estaba obligado a atacar pese a no comandar la general. Éste, no obstante, lo intentó en dos o tres ocasiones; pero no logró soltar a su rival. Hay que resaltar, para los que dicen que al de Pinto está más flojo que otros años, que puede ser cierto, pero que descolgar a un consumado escalador como el de Saxo Bank no es tarea fácil precisamente, más cuando por su juventud lo lógico es que vaya progresando de un año para otro. La gran baza de Alberto es la crono, donde es muy superior a Schleck.

Precisamente por eso resulta un poco complicado entender la actitud de Bjarne Rijs al decirle constantemente a Andy que se pegara exclusivamente a la rueda del de Astaná hasta prácticamente pararse como si estuvieran disputando una carrera en velódromo, mientras que sus perseguidores -a los que, no obstante, tienen bien controlados en la general- se iban por delante.

Cierto es que todavía restan tres jornadas durísimas de montaña en las que se pueden lograr diferencias mucho más grandes que en la de hoy, pero en mi opinión Schleck no debería dejar pasar estas ocasiones para intentar meterle más segundos a alguien que, cuando llegue la lucha contra el crono, le debería terminar barriendo. Más aún cuando dicha etapa es completamente llana y de una gran distancia. No obstante, mejor para Alberto, pues.

La de los “capos” del Tour prácticamente detenidos sobre las rampas de Ax 3 Domaines fue la imagen del día. Una etapa que nos dejó la gran victoria del modesto francés Riblon (AG2R-La Mondiale), en la que Carlos Sastre intentó jugársela de lejos para alcanzar a la cabeza de carrera, sin conseguirlo; y en la que Samuel Sánchez aguantó fenomenalmente a Menchov en la lucha por el tercer lugar del podium. Una plaza que, de llegarse así a la contrarreloj de Pauillac, el asturiano tendrá más que complicado mantener, porque tan sólo le saca trece segundos a un notable especialista como el ruso.

Mañana se disputa la 15ª etapa, de 187 km, entre Pamiers y Bagneres de Luchon. Entre medias, la cota de Carla Bayle (4ª); el Portet D´Aspet (2ª), donde hoy hace 15 años que se mató el italiano compañero de Lance Armstrong Fabio Casartelli; el Col de Ares (2ª) y, sobre todo, el Por de Balès (categoría especial), desde donde quedarán una buena cantidad de kilómetros en bajada hasta la meta. No es final en alto ni hay tres ó cuatro grandes colosos, pero sí hay terreno de sobra como para que los dos líderes se dejen de jugar al gato y al ratón -sobre todo Schleck- y pasen al ataque. Dependerá de ellos… o más bien del señor Rijs.

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